Las imágenes que se viralizaron por las redes sociales generaron una reacción inmediata. Las escenas de tucumanos colando los ríos con redes dieron vuelta el país. La reacción no se hizo esperar. Los pescadores comenzaron con una campaña de escraches en contra de los furtivos; la Policía incrementó la presencia en algunas zonas y las autoridades de Fauna anunciaron que tomarán medidas para acabar con esta masacre en los ríos que pone en riesgo al ecosistema y a la población que consume los pescados que se venden en la vía pública.

El periodista Rubén Marco fue el primero en denunciar el furtivismo. En su página de Facebook “Vamos de Pesca” publicó lo que sucedió el fin de semana en nuestra provincia. Los pescadores no se quedaron quietos. No sólo criticaron a los depredadores, sino que además enviaron más imágenes del daño que se estaba produciendo.

"Todos los años y desde hace décadas pasa lo mismo. Pero a los boludos que pescamos con caña y devolvemos, nos exigen hasta ADN para pescar”, se quejó Roberto Rossi en la publicación. “No es tan sólo el que depreda, sino el que lo permite, el que le compra y el que no ve nunca nada. La falta de un castigo ejemplificador y la ausencia del Estado en toda su extensión”, agregó.

PRUEBA. Pescadores furtivos con los sábalos que extrajeron con una red en el río Gastona.

No hubo un solo río que se haya salvado de los furtivos en las últimas semanas. El Salí, el Gastona, el Medina fueron algunos que fueron invadidos por inescrupulosos para robar la fauna ictícola de la provincia. Y eso se produjo porque los ríos incrementaron su nivel de agua. Y ese es el momento en el que los sábalos, las bogas, los bagres y los dorados remontan los ríos para desovar. Se produce un doble daño: no sólo se disminuye la población, sino que se impide que nazcan las próximas generaciones de esas especies.

Las imágenes que se conocieron fueron alarmantes.  En la provincia rige la prohibición para la pesca en todos los ríos, porque justamente, las autoridades buscan proteger a todas las especies. La veda no sólo se cumple, sino que los inescrupulosos violan otras normas como utilizar diferentes tipos de redes para capturar peces y luego las comercializan.

“Llevo 70 sábalos todos elegidos, los más grandes”, dijo un feliz Luis Ramírez con la red de tapa colgada de uno de sus hombros quizás sin saber que los más grandes, justamente, son los que más ovas tienen en sus entrañas. “¿No es mucho?”, le preguntó LA GACETA. “No, para nada. Me quedo con los más lindos y a los otros les doy a personas para que los vendan”, respondió. “¿Y la cadena de frío, porque estuvo todo el día en el río y limpiarlos le llevará varias horas”, insistió nuestro diario. “Ese es un problema del que los vende en la calle. Además, ojos que no ven…”, dijo. Increíble.

SIN PIEDAD. Un vecino del sur de la provincia exhibió como trofeo el daño que hizo.

Otro ejemplo. Un pescador mostró en las redes sociales un ejemplar hembra de dorado que había capturado en Los Romano utilizando una línea de pesca de toque, que también está prohibida. Según lo que publicó, pesaba más de 10 kilos. Lo que no dijo el hombre es que su captura estaba llena de ovas y que él le había quitado la posibilidad de generar más vida. Se estima que un espécimen de esa característica podría haber dado vida a unos 200.000 ejemplares, pero todo quedó trunco. Esta especie está protegida a nivel nacional por dos razones: la población ha disminuido considerablemente en los últimos tiempos y porque es uno de los engranajes del turismo deportivo.

Desbordados

“Estamos desbordados. Esto nos es una práctica para autoconsumo, es salvajismo puro”, explicó Liliana Fortini, titular de la dirección Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos (Dffsys). 

“Habíamos pensado en levantar la veda a fines del año pasado, pero no lo hicimos porque sabíamos que la reproducción venía lenta por la sequía. Ahora nos damos con esto. No lo vamos a permitir”, agregó.

Pero todas las buenas intenciones que tenga la funcionaria, aunque no lo diga, chocan con una dura realidad: los escasísimos recursos humanos que cuenta la provincia para luchar contra el furtivismo. En la gobernación de Ramón Ortega se sancionó una ley en la que se le quitó el poder de control al organismo y se lo cedió a la Policía. 

EN ACCIÓN. La Policía secuestra redes, pero los operativos que realizan son insuficientes.

Actualmente, la Dirección General de Delitos Rurales y Ecológicos cuenta en sus filas con menos de 100 hombres, menos de 20 vehículos (camionetas, autos y motos) y no cuenta con una lancha para realizar controles en toda la provincia.

“Es muy difícil. Ahora nos reuniremos con ellos para coordinar nuevos operativos. Estamos en plena actividad porque también debemos hacer controles para evitar desmontes, proteger la fauna y evitar la extracción ilegal de áridos”, señaló Fortini. 

“De todas maneras, haremos con los dirigentes de los clubes de pesca para que  nos colaboren de alguna manera. Ellos son los que defienden la pesca deportiva y los que luchan concientizando a la gente. Son una parte muy importante de la actividad”, agregó.

Fortini informó que los operativos se mantienen desde diciembre. “Con la Policía hemos realizado numerosos controles, pero estamos sobrepasados por la cantidad de furtivos que se han volcado a los ríos. Mañana se hará la quema de las redes y trampas que se vienen decomisando en los últimos meses. Pero la realidad nos indica que necesitamos de la ayuda de los tucumanos”, indicó.

Con preocupación, la funcionaria explicó por qué es tan importante la concientización. “Estás destruyendo el ecosistema de los ríos. Poner en peligro de extinción una de las especies generará importante daños en el hábitat. Tarde o temprano terminarán afectando a todos los habitantes de la provincia”, explicó.

Controversia

“La historia que es gente necesitada que lo hace para poder alimentarse es mentira. Pueden pescar cinco o 10 sábalos, pero no llevarse dos o tres bolsas arpilleras llenas de pescado. Eso se llama hacer daño. Y en el único lugar donde eso ocurre es en Tucumán”, explicó Pedro Montero

“Tuve la suerte de recorrer varias ciudades del Paraná. Estas personas están registradas, pueden desarrollar la actividad, pero tiene un cupo por día y deben cumplir un montón de requisitos. Aquí matan sin piedad y después cumplen todos los requisitos sanitarios para no generar daño en la población”, añadió.

OFERTAS. En Facebook no tardaron en ofrecerse los pescados que fueron capturados ilegalmente y que no fueron preservados con la cadena de frío correspondiente.

Juan Carlos Medina es otro pescador que desde hace años sufre con la depredación. “Duele ver el daño que están haciendo en los ríos. Se debe proteger el medio ambiente como sea. Y no sólo hablo de los peces, sino del resto de la fauna, de la extracción de áridos y del desmonte. Después nos quejamos, pero estamos destruyendo a la naturaleza sin piedad. La madre tierra nos terminará sacando facturas”.

“El problema es que aquí no se sanciona correctamente. A los depredadores se les hace una multa y nada más. Las cosas cambiarán cuando se le secuestren los equipos y se les inicie una causa penal. Eso pasa en otras provincias que realmente están luchando contra los delitos ecológicos”, agregó Medina.

Esteban Arriazu tiene otra visión. “No sólo se pone en peligro la fauna ictícola, sino la población en general. Todo el mundo sabe dónde venden pescado en la calle. Todos menos las autoridades. Esos son ejemplares que fueron capturados, entregados sin respetar ninguna cadena de frío, congelados y descongelados en más de una oportunidad. Cuando no pueden venderlos al público, según me dijeron, se los venden a las fábricas de alimentos balanceados. En definitiva, hacen dinero con los recursos naturales y encima ponen en riesgo a la población”, concluyó.