El patrimonio del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba) se potencia en su valor ahora con el ingreso de 60 fotografías donadas por el reconocido fotógrafo y artista plástico Aldo Sessa. Muchas de esas imágenes fueron parte de la retrospectiva que el espacio le dedicó hace dos años por sus seis décadas de trayectoria, y representan sus investigaciones con distintas técnicas y temas como fotoperiodismo, retratos y registros de sus viajes, describe la agencia Télam.
“Se me mueve un poco el piso, estoy muy contento y muy emocionado de volver a un lugar como mi casa; (este hecho) representa una forma de cerrar un circuito”, expresó Sessa durante el anuncio de la donación.
Las fotografías donadas, simbolizan un “conjunto icónico” de la carrera de Sessa, desde 1958 a la actualidad. Son “tomas” de la realidad con ese “tercer ojo” del cual habla el artista al referirse a su mirada. Los registros fueron realizados con distintas cámaras y formatos, que incluyen lo analógico y lo digital.
Las imágenes seleccionadas representan muchas de sus investigaciones sobre diferentes géneros y temáticas: Buenos Aires, La Boca, el Teatro Colón -del que atesora entre 1982 y 1987 casi un millón de fotos-, Nueva York y Londres, además de sus numerosos viajes por la Argentina.
La relación de Sessa con el Mamba data de 1972, cuando Rafael Squirru -fundador y primer director de la institución- escribió el prólogo para su primera exhibición de pinturas en la Galería Bonino (período previo a dedicarse a la fotografía). Luego Hugo Parpagnoli incorporó algunas de sus obras al crear la colección fotográfica y su sucesor, Guillermo Whitelow, le dedicó varios textos y exposiciones a sus pinturas a partir de 1976. En 2018 la institución le dedicó una retrospectiva en la que se expusieron 700 fotografías seleccionadas entre unas 800.000 imágenes, tarea que estuvo a cargo de la directora, Victoria Noorthoorn, junto al equipo de curadores. En ese momento, adelantó cinco retratos a esta donación y que están expuestos en el primer piso del Museo: los de Rafael Squirru, Nicolás García Uriburu, Federico Peralta Ramos, Alberto Heredia y la fotógrafa Annemarie Heinrich.
Las imágenes que se incorporan al Museo están pensadas para poder dialogar con las obras de la colección y dar lugar a futuras muestras de otras generaciones. Entre la serie está “Pintor de Riachuelo” (de 1958), hay chicos retratados jugando a “Pan y queso”, y también irrumpe el fútbol. Son todos testimonios que dan cuenta de otra de las ramificaciones de su oficio, el de fotógrafo de calle. “Iba mucho a La Boca, lugar que me fascinaba, porque nunca pude sacarme -ni hoy- el pintor que llevo adentro”, evocó Sessa en torno a la formación pictórica que arrancó a sus ocho años en el taller de Marcelo De Ridder.