Este año tan particular, que estuvimos en casa más tiempo de lo normal, llevó a muchas personas a ordenar sus objetos personales. Y no son pocos los que se encontraron con las fotos del pasado. Algunas en álbumes y otras sueltas en cajones o cajas. Son imágenes que nos emocionan cada vez que las vemos. Nos atrapan. Hay una explicación para esto: a veces la identidad familiar es difícil explicar con palabras. Para eso están los álbumes: verdaderas reliquias donde buscar rasgos parecidos y anécdotas que nos permiten viajar en el tiempo.

fotos gentileza Cecilia Gallardo

Probablemente más de uno de esos pedacitos de realidad impresos en papel hayan aparecido en mal estado: rotos o descoloridos. Es lo que le ocurre a la mayoría de las fotos en Tucumán con el paso del tiempo. “Nuestra provincia tiene un ambiente muy húmedo, que favorece la proliferación de hongos y al deterioro físico de las fotos”, explica Cecilia Gallardo, fotógrafa y técnica del Centro de Investigaciones y Servicios en Microscopía Electrónica (Cisme), dependiente de Conicet/UNT.

Gallardo dictará desde el 20 de noviembre y hasta el 11 de diciembre un curso on line sobre Microscopía electrónica y otras técnicas en la conservación preventiva de fotografías. Recientemente también dirigió talleres para enseñar al público en general cómo conservar sus fotos familiares.

Interés creciente

Lo primero que se preguntan los interesados en hacer estos talleres es ¿qué tiene que ver el microscopio electrónico? Con estos dispositivos de última generación es posible ver hasta los más ínfimos microorganismos que pueden estar dañando una fotografía. Aunque suene increíble, es sorprendente la cantidad de hongos que pueden habitar en estos registros del pasado.

fotos gentileza Cecilia Gallardo

“Los álbumes cuentan la historia de una familia, de una sociedad entera”, explica Gallardo. Y por ello no es raro que, en medio del boom de las fotos digitales, haya un interés creciente por recuperar las fotos de antes. Bautismos, primeras comuniones, casamientos, cumpleaños y vacaciones suelen aparecer en las imágenes más guardadas.

Gallardo cuenta que, de acuerdo con su experiencia, un error común es apilar los álbumes en algún mueble pegado a una pared que da al exterior de la casa. Allí, las fotos sufren un gran deterioro. No sólo la humedad las afecta. También estar expuestas a una importante oscilación de temperaturas altas y bajas. Además, los rayos de luz (natural o artificial) las perjudican.

Lejos de la humedad

¿Qué se debe hacer para proteger las fotos? Lo primero que recomienda Gallardo es buscarles un lugar seco, oscuro y fresco dentro de la casa. “Luego, lo aconsejable es hacer una curaduría para alimentar la historia: elegir y resaltar lo importante, descartar lo que no tenga ningún valor. Si están en álbumes y tienen pegamento que las tornó amarillentas, retirarlas de allí. Lo ideal es realizar pequeñas intervenciones: limpiar las fotos con pinceles muy finos y suaves; por ejemplo, los de pelo de oveja (no usar trapos ni franelas). Finalmente, se puede conservarlas en sobres o hacerles guardas de papel (hojas A4). Conviene resguardarlas en cajas libres de ácido, sin dejarlas expuestas a la luz, la humedad y el calor”, enumeró.

fotos gentileza Cecilia Gallardo

La fotógrafa especializada en conservación de imágenes también tiró abajo algunos mitos y costumbres sobre las fotos: no es una buena idea guardarlas entre los clásicos papeles para calcar, como hacían nuestras abuelas. Además, no hay que escribir sobre las fotografías con tinta. Lo mejor es identificar a las personas en el reverso con lápiz negro, suave.

Patrimonio

Otro rol fundamental de las fotos tiene que ver con el patrimonio de toda una sociedad, apunta Gallardo. “Es una de las herramientas de registro más fidedigna que tenemos sobre nuestra historia. De ahí que conservarlas es fundamental porque tiene que ver con nuestra identidad; ayuda a conocernos”, puntualiza.

fotos gentileza Cecilia Gallardo

Gracias a los microscopios electrónicos del Cisme se pueden ver y precisar con exactitud los daños que presenta una fotografía histórica, estudiar a fondo los microorganismos que la están afectando, por ejemplo”, señala. Y a partir de ahí se puede elegir la mejor manera de hacer una intervención para conservarla.

fotos gentileza Cecilia Gallardo

Gallardo trabaja con un proyecto de conservación de las fotos que están en la Casa Histórica. Muchas de ellas reflejan cómo era la ciudad en 1880: aparecen las calles céntricas y la plaza Independencia, entre otras imágenes que son una verdadera joya de nuestro pasado.

Virginia Albarracín, bióloga y directora del Cisme, resaltó que en estos casos se demuestra que la microscopía no sólo sirve para la investigación y la academia, sino también que tiene múltiples usos. Como ejemplo, subrayó que puede convertirse en una herramienta útil para colaborar con el patrimonio, ya que permite llegar a un detalle completamente diferente en cuanto a los procesos de fabricación, los procesos de degradación y la evaluación general de los bienes a proteger.

Un aporte valioso: ¿por qué conservar el álbum?

Estas son las razones que da la especialista Cecilia Gallardo: “cuestiones como quiénes somos, de dónde venimos, quiénes fueron las personas que formaron parte de nuestro crecimiento, nos ayudan a construir nuestra identidad, reuniendo información, experiencia y fantasía. La construcción de la identidad propia supone la comprensión de la familia y su relación con su sociedad y su contexto próximo”.

Dos reglas de oro para las fotos

- Evitar la exposición directa y constante del material fotográfico a la luz natural. Los rayos del sol afectan notablemente las copias. Evitar la iluminación con tubos fluorescentes y focos.

- Guardar el material fotográfico en el lugar más fresco y seco. El calor y la humedad excesiva son coadyuvantes para importantes deterioros, como, por ejemplo, la contaminación de hongos y microorganismos.