Intel, la compañía lider en fabricación de los chips que funcionan como el cerebro de las computadoras (CPU) lanzó el año pasado la décima generación de sus microprocesadores Intel Core y es ahora cuando se pueden encontrar insertados en muchos de los ordenadores de las marcas más importantes del mercado. ¿Qué es lo que tiene para ofrecer y qué cambia este salto en la familia Intel?.

En la décima generación de procesadores Intel Core, se destaca el modelo Intel Core i3-1005G1, uno de los más versátiles, que con una frecuencia máxima de 3,40 GHz, que encaja a la perfección con las necesidades de la mayor parte de las computadoras portátiles.

Esta familia de procesadores de la compañía estadounidense está diseñada para equipos 2 en 1 y para portátiles compactos y livianos que, al mismo tiempo, aseguran un gran rendimiento. No obstante, no se trata solo de potencia y en la actualidad la Inteligencia Artificial (IA) tiene un papel cada vez más importante en este aspecto.

Los procesadores incorporan IA de alto rendimiento y cuentan con los nuevos gráficos Intel Iris Plus, que garantizan un importante paso adelante para los juegos, el streaming y la creatividad, permitiendo experiencias fluidas en dispositivos muy portátiles.

Otra de las características de los procesadores es su conectividad, tanto inalámbrica (WiFi, LTE) como por cable (USB tipo-C, por ejemplo). WiFi es el estándar de conectividad más utilizado en ordenadores, y su última versión, WiFi 6, permite obtener unas velocidades de descarga y de navegación en internet superiores al Gigabit por segundo (Gbps).

Esta tecnología es compatible con los procesadores Intel Core de décima generación gracias a las mejoras en la integración de la placa, y a ellas se añade también la conectividad por cable, con hasta cuatro puertos Thunderbolt 3.

Este sistema es el tipo de conexión USB-C más rápida disponible y permite a los usuarios conectar varios periféricos al equipo, así como bases, pantallas e incluso alimentación con un solo cable a una velocidad mayor.

Para los gamers

Aunque muchos ordenadores cuentan, aparte del procesador, con una unidad de procesamiento gráfico (GPU) o tarjeta gráfica, la tecnología del procesador también resulta importante para conseguir que el usuario tenga un buen rendimiento gráfico con su ordenador para tareas como los videojuegos.

Los procesadores Intel Core de décima generación funcionan con una gráfica integrada Intel Iris, el doble de potente que la generación anterior. Según afirma la propia compañía, no hay necesidad de recurrir a gráficas adicionales para poder jugar a videojuegos en 1080p y editar vídeo 4K, aplicar de forma rápida filtros de vídeo y procesar fotos de alta resolución.

Las GPU integradas de la décima generación de procesadores Intel Core incluyen además funciones destinadas a los gamers que normalmente vienen en las placas dedicadas y que permiten buenos resultados en los videojuegos. Entre ellas se encuentran la incorporación de sombreado a velocidad variable para reproducir vídeo 4K HDR con mil millones de colores.

En conjunto, las nuevas tecnologías que han llegado en los últimos años a procesadores como los de la décima generación de Intel Core permiten disponer de ordenadores no solo más potentes para tareas exigentes, sino también más ligeros y más versátiles, adaptados al estilo de vida actual, que requiere de movilidad y potencia.