¿Te acordás de monseñor Gregorio Jesús Díaz, de Banda del Río Salí? Hoy, 20 de septiembre, se cumplen 35 años de su fallecimiento. En la parroquia Nuestra Señora del Valle, donde se encuentran sus restos, en esa misma ciudad, se oficiará una misa esta noche a las 20.30 que será transmitida en directo por Facebook y estará presidida por el padre Edmundo Ortiz.

La figura del padre Diaz está presente en la ciudad de Banda del Río, a través de sus monumentos, la avenida que lleva su nombre y las distintas instituciones educativas fundadas por él, además de las capillas que creó en cada comunidad que depende de la parroquia El Santo Cristo. Los vecinos hicieron traer los restos del sacerdote, sepultados en el cementerio de Río Seco, donde vivían sus padres, hacia la parroquia donde desplegó su gran obra evangelizadora, educativa y comunitaria.

El padre Díaz fundó la Escuela Social de Cultura Católica “Nuestra Señora del Valle” y el primer colegio secundario en Banda del Río Salí cuando todavía ni el Estado había abierto una escuela de ese nivel educativa en la zona. Se trata del Instituto Técnico General Manuel Belgrano, cuya apertura se llevó a cabo con la colaboración de la Compañía Azucarera Concepción, que donó el predio para su construcción.

En 1968 surge el Instituto Santo Cristo, también de nivel secundario, fundado por el padre Díaz. Gracias a su apoyo a la educación, muchísimas generaciones de bandeños lograron estudiar y recibirse para continuar con estudios superiores o ingresar a trabajar en los ingenios o las fábricas de la zona.

Pero, además, monseñor Díaz creó en 1964 en El Mirador, de Lastenia, un centro de atención para la salud para las personas más vulnerables, que se llamó “Casa de la Caridad El Santo Cristo”. Luego de su fallecimiento esta institución, provista de médicos y equipos sanitarios, fue entregada al Siprosa para que funcione como un Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS), que lleva el nombre de Monseñor Gregorio Jesús Díaz, en su honor.

El padre Díaz también fundó la Dirección de Ayuda al Hombre de Campo, donde promovió las huertas comunitarias, y la Casa de Reposo Espiritual, en Lastenia. Después de una sacrificada vida dedicada a la comunidad, y tras contraer una enfermedad a los pulmones que descuidó en tantas horas entregadas a la educación y a recorrer las comunidades rurales más alejadas, falleció a los 68 años, en 1985.