BEIRUT, Líbano.- A una semana de las explosiones que arrasaron Beirut, el primer ministro de Líbano, Hassan Diab, renunció y acusó a la “elite del país” de haber obstaculizado al Gobierno para tapar su responsabilidad en la devastación en la capital.

El estallido de 2.750 toneladas de nitrato de amonio en un depósito, el 4 de agosto, acabó con la vida de 220 personas, hirió a más de 7.000 y destruyó parte de la ciudad, con lo que coronó meses de deterioro político y económico. Desde hace días hay protestas en las calles de Beirut y represión de la Policía.

Embajadores, diputados y ministros fueron renunciando a lo largo de la semana, con denuncias a un Estado y a una clase dirigente cómplices de la peor tragedia que haya sufrido el país en un solo día, pese a tener una historia reciente de guerras e invasiones militares.

La salida de Diab se produjo después de que el gabinete -formado en enero con respaldo de Hezbollah- manifestara su deseo de renunciar. Los ministros de Información y Medio Ambiente habían dimitido el domingo, como varios legisladores. La ministra de Justicia lo hizo ayer.

Para muchos libaneses, la explosión fue la gota que colmó el vaso de una crisis generada por el colapso de la economía, la corrupción y un Gobierno disfuncional. El sábado, Diab pidió un cambio profundo. La incógnita era si el Congreso, símbolo del sectarismo basado en la representación de las comunidades religiosas que dominan la política del país, iba a apoyar la convocatoria electoral. El discurso de Diab parece indicar que no.

“La élite ha estado por décadas (en el poder) y su olor está en todos lados. Sus políticas dejaron al país al borde del abismo. Deben avergonzarse. No nos dejan de atacar para protegerse a si mismos y tapar sus errores”, aseguró Diab. “El sistema de corrupción es mayor que el Estado. Un ejemplo explotó en el puerto de Beirut”, continuó.

La versión oficial indica que el estallido fue provocado por un incendio en un depósito sin medidas de seguridad. Todos los niveles del Estado admitieron que sabían que ese químico estaba allí, sin el cuidado necesario.

Sin embargo, tanto el presidente, Michel Aoun, como el propio Diab rechazaron pedidos internos y externos de una investigación independiente y prometieron que el Estado libanés encontrará a los responsables. Ya están bajo detención las autoridades del puerto y las aduanas, y otros 16 funcionarios.

Ahora, Aoun deberá buscar consensos para nombrar un nuevo Gobierno. (Télam)