“No declaró y no lo hará hasta que tengamos a la vista todas las pruebas que tiene la fiscalía”, aseguró Walter Ojeda, que defiende junto a Carlos Hinojosa a Jorge Leonardo Herrera, el único acusado de haber cometido el crimen del padre Oscar Juárez. “Él está tranquilo, golpeado por la situación que está viviendo, pero ya nos comunicó que no tuvo ninguna participación en el hecho y, mucho menos, que fue el autor”, explicó el profesional en una entrevista con LA GACETA.

Ojeda dijo que a la hora en que se le imputara el hecho, le mostraron únicamente el material fílmico en el que se lo ve bajando de su auto al frente de la iglesia de San Martín de Porres, un informe del Equipo Científico de Investigaciones Fiscal (Ecif) y testimonios de algunas personas. “Esos elementos debemos analizar. También nos enteramos que se secuestraron otras evidencias que supuestamente tienen manchas de sangre. Primero debe confirmarse que sea así y después hacer un estudio genético. Todavía es muy prematuro hablar de culpabilidad”, indicó.

El profesional reconoció que la fiscala Adriana Giannoni, antes de que se lo pidieran, ya había tomado algunas medidas de seguridad para proteger al sospechoso. “Está en un calabozo, aislado de los otros presos, y con vigilancia permanente por cualquier situación”, comentó.

Surgieron nuevos detalles que ayudarían a esclarecer el crimen del padre Oscar

La acusación en contra del joven es grave. Hasta aquí, según confiaron fuentes judiciales, se le habría imputado que acabó con la vida del sacerdote para ocultar el haber cometido otro delito, que sería el robo de los fondos de la iglesia. Si los cargos en su contra se mantienen, y es encontrado culpable por un tribunal, sería condenado a prisión perpetua, la pena más dura que está contemplada en el Código Penal.

HISTÓRICO. Un emocionado padre Juárez es saludado por Juan Pablo II.

Los allegados a Herrera mostraron su sorpresa por lo ocurrido. “No podemos creer todo lo que se está diciendo. Es incapaz de hacer eso. No tenía ninguna necesidad de hacerlo”, señaló Pablo, un amigo que aceptó hablar con LA GACETA con la condición que se mantuviera en reserva su apellido. “Ahora van a salir a hablar un montón de cosas sobre él. Lo único que puedo decir es que es un chico normal, de buen pasar económico que no tenía problemas ni se los buscaba. Sí era conocido y mujeriego”, agregó.

El acusado del crimen cursó sus estudios primarios, secundarios y terciarios -no los habría finalizado- en establecimientos privados. En ninguno de ellos habría tenido problemas de conducta y fue catalogado como un buen alumno. “Siempre trabajó. No terminó la universidad porque inició un proyecto de producción avícola. Era lo que lo apasionaba. Estaba cursando la carrera Gestión de Empresas Agroindustriales. Había vivido un tiempo solo y después regresó a la casa de su madre. Sabíamos que la señora era de la iglesia, pero nunca nos enteramos de nada extraño”, acotó Pablo.

Balance

“Estamos por buen camino. Queda mucho trabajo por recorrer aún. No puedo brindar mayores detalles porque todavía la investigación no está terminada”, señaló Giannoni.

“Creo que llegamos a buen puerto por dos razones. Primero, contamos con la ayuda de la tecnología porque todo se inició con las imágenes que se obtuvieron de varias cámaras de seguridad. Pero también fue muy importante el trabajo en equipo que se hizo”, indicó.

La fiscala destacó ese otro punto: el trabajo en equipo. “Personal de la fiscalía, de la división Homicidios y del Ecif coordinaban las tareas a desarrollar y, después de hacerlas, se hacía una reunión para evaluar los resultados y fijarse nuevos objetivos. Eso nos permitió avanzar en menos de 48 horas”, concluyó.

Decisión judicial

El templo continuará cerrado hasta mañana

La fiscala Adriana Giannoni confirmó que la parroquia San Martín de Porres continuará cerrada hasta mañana, por lo menos. La investigadora decidió preservar la escena del crimen para que se realice una nueva inspección ocular y para que los peritos busquen más pruebas. El templo permanece cerrado desde el día del crimen y por ese motivo el sacerdote no fue velado allí. Si la Justicia hubiera decidido su apertura, la llave hubiera quedado en manos de Norma Velárdez, la madre del único detenido por el hecho. El arzobispo, Carlos Sánchez, apoyó la decisión.