Tucumán prevé iniciar las clases presenciales en la segunda quincena de agosto y solamente en las escuelas rurales con menos de 100 alumnos. A partir de allí se iría avanzando escalonadamente, en forma gradual, siempre que la situación epidemiológica lo permita y que la provincia continúe en la fase 5, informaron fuentes del Ministerio de Educación. La gran incógnita es en qué estado se encuentran los edificios escolares, no sólo de la ruralidad, sino de toda la provincia para poder retomar las actividades en forma presencial.

Las escuelas, cerradas desde hace cuatro meses por las medidas de aislamiento social preventivo y obligatorio, fueron blanco constante de robos, reconoce un grupo de legisladores que pidió al Poder Ejecutivo un urgente relevamiento del estado edilicio. En la iniciativa que firman, entre otros, Roque Tobías, Gonzalo Monteros y Eduardo Cobos (este último ex director de Construcciones Escolares) se advierte que en muchos casos hasta se robaron las bombas de agua de las escuelas. Es decir que fueron privadas “de las condiciones mínimas e indispensables para su funcionamiento”, alertan.

El mal estado de las escuelas públicas es un problema en todo el país, por eso el Ministerio de Educación de la Nación reservó $ 2.300 millones para ayudar a las 24 jurisdicciones a que pongan a punto los locales escolares. Unas 10 provincias estarían en condiciones epidemiológicas de empezar a volver.

Desde el Ministerio de Educación local se informó que se está en la tarea de ver cuáles son las necesidades. De ese informe saldrá el presupuesto para poner en práctica el protocolo provincial que también se está elaborando sobre la base del que presentó la Nación para todo el país.


Falta personal auxiliar

Desde ATEP, su titular, David Toledo, advirtió que se deben resolver tres puntos antes de dar una fecha para el regreso a las aulas: poner a punto los edificios escolares, ya que muchos tienen problemas de provisión de agua potable y sanitarios; proveer de los elementos de bioseguridad para cumplir con el protocolo de la Nación (en su elaboración participó la Ctera, que los representa); y nombrar personal auxiliar que falta para las tareas de limpieza y mantenimiento los locales escolares.

Toledo habló de “recrear las condiciones óptimas para volver a clases presenciales cuando las autoridades sanitarias, los infectólogos y demás expertos en salud determinen que es posible volver sin riesgo de contagio”.

“En la última jornada institucional los propios docentes han manifestado que antes de determinar una fecha de inicio de las clases había que atender las situaciones de infraestructura, deficiencia de provisión de agua, limpieza, desinfecciones y provisión del personal de maestranza, a la vez que proveer de los recursos para cumplir con el protocolo”, dijo. “También han destacado la difícil situación económica que viven las familias por lo que esperan que el Gobierno aporte todos los elementos de bioseguridad, hasta los barbijos”, advirtió.


Una postura más dura

Una visión más crítica comienza a asomar. Es la de la agrupación independiente “Isauro Arancibia” que lidera Hugo Brito.

“Creemos que la realidad edilicia de las escuelas de Tucumán hace imposible cumplir con el protocolo aprobado a nivel nacional. No se puede volver en estas condiciones, cuando recién ahora se ponen a ver qué recursos faltan. La Provincia no hizo las inversiones que debía haber hecho en su momento. En la escuela Griet donde trabajo los baños se saturan y aflora agua en el patio central. Nosotros convivimos con esa realidad todo el año y ni siquiera nos autorizan a suspender las clases. Pero con la pandemia no vamos a exponer a los chicos y a los docentes. Las escuelas no pueden abrir”. dijo tajante.