Hay aromas que quedan grabados en nuestra mente para siempre. Algunos nos recuerdan a personas, a lugares o experiencias. El sentido del olfato puede ser el que nos ayude a viajar sin salir de casa, el que nos tranquilice y mejore un poco nuestros días de encierro.

El boleto a ese viaje de sentidos es la aromaterapia. “Los aceites esenciales ayudan en el bienestar físico y mental. En un recorrido sin escalas, los aromas llegan directamente hasta el centro de nuestro cerebro cuando respiramos. Las moléculas de olor presentes en los aceites se disuelven en las mucosidades de las fosas nasales, y envían la información a los bulbos olfatorios que están recubiertos de millones de células olfativas que se renuevan cada 28 días. La información llega al sistema límbico del cerebro donde se liberan neurotransmisores encargados de reducir el dolor, producir placer, sensaciones de euforia, estimular el deseo sexual, relajar, despertar la mente, y todo un universo de emociones de acuerdo al aroma que inhalamos”, explica Cindy Aybar, estudiante de pedagogía y aficionada de la aromaterapia.

Aybar define este método como una “medicina complementaria” que utiliza a la naturaleza para nuestro bienestar. “Para elegir un aroma debemos preguntarnos cómo queremos sentirnos hoy; cada aroma tiene un universo para explorar, por ejemplo, el Ylang-ylang, que significa “flor de flores”, es una fragancia dulce y suave que resulta muy romántica y a su vez relaja, por lo que es buena para equilibrar el estado de ánimo -recomienda-. El jazmín con sus notas altas te levanta de cualquier situación que estés pasando, es muy recomendado para personas depresivas, con falta de seguridad, o autoestima bajo”.

Durante el aislamiento, cuenta Aybar, se están usando mucho las hierbas como el tomillo, la menta, la ruda o el enebro, que sirven para ahuyentar las malas energías. “El eucalipto en esta época es purificante, es el mejor antiséptico ambiental para prevenir enfermedades respiratorias. Produce un efecto liberador que relaja la musculatura de las vías respiratorias y además es buena para los asmáticos, alivia la angustia y baja la presión arterial”, añade. También recomienda los aromas del geranio, del sándalo, la lavanda y la vainilla porque proporcionan tranquilidad, equilibrando emociones y disipando pensamientos negativos. Son indicados para lidiar con la ansiedad, el cansancio, el miedo y el mal humor.

Para salir de casa

El uso obligatorio de barbijos o tapabocas supuso una incomodidad para muchos, pero una manera de mejorar la experiencias perfumarlos. Valeria Albornoz, creadora de un emprendimiento de productos aromáticos, propone: “para sentirnos mejor podemos colocar un poco de esencia o perfume en el tapabocas”.

Albornoz recomienda usar aceites puros. “Los aceites de bergamota, limón o romero levantan cualquier ambiente. Una mezcla de lavanda y naranja ayudaría en una reunión donde queremos que no haya discusiones, ideal para hacer las tareas con los chicos. Para limpiar uso una mezcla de romero, clavo de olor, limón y eucalipto para purificar y para dormir, un problema quizá frecuente en cuarentena, se recomienda oler lavanda, jazmín, mandarina, o manzanilla”, contó.

Para llenar la casa de sensaciones o recuerdos a través de los aromas hay gran variedad de opciones: velas, sahumerios, humificadores, hornillos, jabones, aceites, perfumes, entre otros. “El ser humano es complejo: somos recuerdos, emociones, movimientos y estados de ánimo. Usar distintos aromas estimula diferentes partes del cerebro. Las fragancias cítricas sirven para activar y ponernos en movimiento siendo ideales para comenzar el día”, comenta Natalia Acosta, aficionada de esta práctica.

En cuanto a su formato preferido recomendó las velas de cera de soja: “son biodegradables, no contaminan al quemarse y por su bajo punto de fusión expanden mucho más su olor mezclándose con los aceites. En cuarentena esta práctica nos ayuda a volver a centrarnos. La aromaterapia puede canalizar energías para encontrar el balance y potenciar el rendimiento en el trabajo, descansar mejor y relajarnos”, agrega.

Experiencias

“Uso velas y sahumerios todos los días. Más allá del aroma, me interesan sus colores, que están cargados de significados. Algunas velas son tan lindas que no las prendo porque me dan lástima, pero igual perfuman mi habitación estando apagadas. Estuve informándome sobre el significado de los olores porque creo que influyen mucho en el cambio de energías de los espacios”, cuenta Andrea Valeri.

Noelia Córdoba comenzó a comprar velas “literarias” inspiradas en sus historias favoritas. “Me parecía muy curioso tener un objeto con un aroma y diseño característico a un libro. De a poco comencé a fanatizarme y que compré elementos para hacer mis propias velas. Las prendo todo el día y tengo un aroma especial para leer y sentirme en la historia o para cuando estudio o me baño. Es una práctica muy buena para calmar la mente y sentirnos bien”, opina.

Con toda la variedad del mercado en aromas y formatos, la invitación para recordar, volar y sentirnos bien está hecha, ahora resta elegir ¿cómo queremos sentirnos hoy?