Las tensiones caldean el aislamiento en los Valles. Enrique Cruz (foto) desconoce el proceder de Margarita Mamaní en el puente Ing. Roberto Robles Mendilaharzu (kilómetro 48 de la ruta 307) y el título que aquella invoca. Cruz manifiesta que él y no ella tiene el cacicazgo de la Comunidad Indígena Diaguita de El Mollar, y que, además de violar la cuarentena, la dirigente está afectando a toda la sociedad con sus abusos. Esta posición consta en la denuncia que el comunero presentó el 24 de abril en el Ministerio Público Fiscal. “Ella está infringiendo la ley y cometiendo delitos”, dice este miércoles.

-¿Cómo ve el control que practica Mamaní?

-No es un control: para nosotros se trata de un corte muy arbitrario que nos afecta como Valle de Tafí. A este corte lo llevan adelante personas que no están facultadas ni capacitadas para ello: es una función que debe hacer el Estado, llámese Policía, Gendarmería o Sanidad. Ella está infrigiendo la ley y cometiendo delitos. Encima dice que no goza de buena salud: pertenece a un grupo de riesgo al tiempo que viola la cuarentena. Y nosotros nos sentimos vulnerados por esta situación. Fue un gran julepe ver al legislador (Jorge Yapura) Astorga abrazado con ella y tomando mate. Vemos que ponen en peligro a la sociedad entera de Tafí, no sólo a la comunidad indígena. Es algo grave. Numerosos vecinos firmamos una carta de protesta y se la mandamos al gobernador (Juan Manzur). No sabemos qué hacer porque, lamentablemente, con esa mujer no se puede dialogar. Desconocemos quién la autoriza a ella a estar ahí puesto que se trata de una ciudadana común. Los caciques no podemos ir a meternos... Por ejemplo, al norte, en La Quebradita, hay un punto de control con policías, agentes sanitarios y municipales. La Municipalidad pidió apoyo a la Comunidad Indígena de Tafí, y fue el secretario Santiago Mamaní: ahí hay una regulación y un orden. No compartimos para nada lo que sucede abajo.

-Ustedes niegan incluso que Mamaní sea cacica...

-Sí. La Comunidad Indígena Diaguita de El Mollar fue constituida en la década de 1990. En 2006 conseguimos la personería jurídica: en ese entonces, el cacique era Enrique Mamaní, hermano de la señora. Yo era el secretario general y ella, la secretaria administrativa. Trabajamos así hasta 2014. Vamos a elecciones y ella gana con justa razón. Pero, poco tiempo después de asumir, se desvincula de la etnia diaguita y quedamos acéfalos porque Mamaní quería representar al pueblo de los Tafíes. Tenemos la documentación que lo prueba: esperamos el cumplimiento de su mandato y, como no llamaba a elecciones, la comunidad se autoconvocó, como dice el estatuto. El 20 de agosto de 2018, la asamblea me eligió a mí. Desde entonces estamos trabajando en forma muy tediosa...

-Entre los testimonios que citan en la denuncia ¿alguno refiere que les requirieron dinero para dejarlos pasar?

-Sí. Hay comentarios de ese tipo.

-¿Qué tiene para decir sobre el fenómeno de los robos?

-Es de conocimiento público. Vino el ministro (Claudio) Maley y dijo que había solo cuatro denuncias: a mí me parece raro porque pareciera que son más las casas abiertas.

-Mamaní comentó que usted la golpeó el año pasado.

-¿Yo? No, eso no es cierto. Es a ella a la que tienen que contener para que no nos pegue.