Hace 15 años el deporte tucumano se elevaba a lo más alto gracias al voley: la fusión formada por Social Monteros y Swiss Medical Group ganaba la Liga Argentina 2004-2005. Ese fue el final feliz de la unión y, al mismo tiempo, el principio del fin del equipo monterizo en la máxima categoría. Así como fue campeón ante Bolívar, descendió en la temporada siguiente.

“Nacimos para ser protagonistas”, decía Waldo Kantor a mitad del torneo, cuando ya Swiss Medical Monteros llegaba a la cima de la tabla compartiéndola con Bolívar, que en ese entonces estaba fusionado con la empresa Orígenes.

No sólo en esa Liga los monterizos tenían en sus entrañas las condiciones a las que hacía referencia Kantor, al mando en los dos ciclos que duró la fusión. Desde los inicios, Social Monteros contó con figuras de renombre solventado en un presupuesto acorde para hacerle frente a Bolívar.

El equipo bonarerense, desde que incursionó en el voley nacional apadrinado por Marcelo Tinelli y su billetera, marca una vara exigente. Swiss Medical fue el padrino de los monterizos que pudieron armar el equipo para cumplir el sueño de un pueblo.

El patrocinio permitió que tres de los medallistas olímpicos que lograron el bronce en Seúl 1988 fueran parte del equipo. Kantor, junto a Hugo Conte y Esteban Martínez eran los históricos. Los tres nombres juntos hacían temblar a cualquier rival. Jerónimo Bidegain, Gustavo Porporatto y Diego Arribas eran los que acompañaban al mismo nivel a las estrellas. Ese plantel alcanzó para ser subcampeón del torneo en la primera temporada de la fusión.

Así como un fuerte sponsoreo posibilitó armar un “equipo de los sueños”, también generó concesiones que pusieron detalles llamativos. El primero, que el equipo se entrenaba en Buenos Aires; el contacto con tierras tucumanas era en horas previas a los partidos que tampoco se jugaban en Monteros, segunda particularidad de la historia, sino en el estadio de Caja Popular. El escenario, si no estaba lleno, se cubría con más del 50% de su capacidad. Tampoco hubo mucha presencia tucumana a lo largo de los dos ciclos. Oscar Sarmiento (fue el único que jugó), Ricardo Corroto y Adolfo Núñez Piossek formaron parte.

Luego del subcampeonato, el patrocinador utilizó la opción de seguir el vínculo por una temporada más y el “operativo campeón” se puso en marcha. Kantor y Conte fueron los primeros que arreglaron su continuidad. Se fueron algunas piezas clave de un equipo que quizás era mejor que el que se formó para la segunda etapa, pero los que se quedaron respondieron al nivel de la estrella y estandarte del equipo. Llegaron tres brasileños que fueron desequilibrantes. La compensación se logró, por lo que volver a ser finalista era una meta realista, pero en Monteros -y los jugadores y el cuerpo técnico- querían el sueño, el título, ser campeones.

Swiss Medical Monteros no fue precisamente un campeón arrollador. En la fase regular se clasificó en la sexta posición con un rendimiento de 13 partidos ganados y 9 perdidos y un total de 37 puntos. En números, la instancia de los playoffs que menos le costó a Swiss Medical Monteros fue la final (en cuartos y semis ganó por 3 a 2, Conarpesa Caleta Olivia y Vélez fueron los rivales). Sin embargo, fue ese quinto juego de la serie definitoria ante Bolívar el que superó a cualquier episodio previo en cuanto a suspenso se refiere.

Los monterizos ganaron la final por 4 a 1, con tres triunfos de visitantes. Así como la temporada anterior Bolívar había “pintado” el estadio de Caja Popular de turquesa, esta vez el “República de Venezuela” se tiñó de rojo con el festejo tucumano.

Los de Kantor aprovecharon la primera oportunidad para llevarse el título, mientras que los dueños de casa desperdiciaron tres chances de estirar la serie. Hasta San Carlos de Bolívar llegaron unos 60 monterizos que eran minoría entre las casi 3.000 personas. Todo ellos y el país, desde afuera, fueron testigos de la consagración del primer equipo que no era porteño, ni bonaerense.

La fiesta

Dos semanas después hubo un festejo multitudinario en Monteros. “Ninguna inversión que se realice es comparable con esta fiesta que les brinda el pueblo de Monteros a nuestros jugadores. Nos gustaría seguir en Tucumán, pero preferimos ser cautos”, eran las palabras de Claudio Belocopitt. Así se expresaba el presidente de Swiss Medical Group en una de las crónicas de los festejos que publicó LA GACETA. Belocopitt disfrutaba de la fiesta en la plaza principal monteriza, pero las cuentas ya estaban siendo analizadas y no eran buenas. En julio, finalmente, la empresa se retiró porque el balance de dos años de inversiones tuvo una pérdida que superó varios ceros. Tampoco el posicionamiento que se buscaba en los medios a través del voley había sido el esperado.

Swiss Medical, pese al campeonato, no encontró en el deporte el éxito esperado, pero sí halló un acompañamiento conmovedor de un pueblo que hizo honor a la reputación de la ciudad: ser la “Capital del voley” tucumano.

LOS PROTAGONISTAS

Haroldo Lino Da Silva

Maximiliano Peralta

Guillermo Muñoz

Javier Viegas

Hugo Conte

Lisandro Combes

Pablo Bianchi

Enrique Laneri

Jerónimo Bidegain

Oscar Sarmiento

Marcelo Machado Aires

Rodolpho Juozas Zavistanavicius De Novaes

Federico Sorrentino

Juan Forastiero

Ricardo Corroto

Adolfo Núñez Piossek

Entrenador en jefe

Waldo Kantor

Asistente

Daniel Nejamkin

Preparador Físico

Gustavo Nadale

Médico

Gabriel Solari