Elías Javier Robles, de 23 años, falleció el viernes por la tarde en hospital Padilla. El joven había recibido un disparo en la cabeza durante un intento de asalto a la siesta.

Según explicaron los familiares de la víctima, el ataque ocurrió en el pasaje Miguel Figueroa Román al 200 (entre Brígido Terán y Pío XII), en el barrio San Cayetano. Allí, los uniformados que trabajaron en el lugar del crimen se entrevistaron con Adriana Romero, madre de Robles, quien manifestó que dos hombres en una moto le habían robado el celular al joven, que se resistió al ataque, por lo que los agresores le dispararon, hiriéndolo de muerte. Fue a las 14.30.

Los vecinos le aseguraron a la Policía que los asesinos se movilizaban en una moto roja y blanca de baja cilindrada que sería modelo Honda Wave u Honda Biz. Además indicaron que una ojota que se encontró en la escena del homicidio pertenecería a uno de los delincuentes.

“Mi hermano vino a almorzar a casa con su esposa; en determinado momento salió junto a su cuñado, Ángel Argañaraz para hacer una llamada, ya que no tenía buena señal en la casa”, explicó Elisa Robles, hermana de la víctima, quien además adujo que luego Argañaraz volvió a la vivienda y al poco tiempo se escuchó una detonación en la calle, por lo que salieron todos a ver qué ocurría y encontraron a Elías Robles tendido sobre un charco de sangre.

La familia lo trasladó al centro asistencial, donde el joven agonizó por seis horas hasta fallecer, debido a la gravedad de sus lesiones.

Por otro lado, la Fiscalía de Robos y Hurtos a cargo de Ernesto Salas, tomó intervención en el caso en primera instancia. Confirmado el deceso de la víctima, la causa quedó en manos de la fiscala Adriana Giannoni, de la oficina especializada en Homicidios. En la escena se tomó muestras de la sangre y se encontró una ojota negra, una vaina servida y un plomo de bala con alteraciones. Las pericias de los forenses determinaron que el disparo perforó el parietal izquierdo de Robles y salió por la nuca.

La Policía investiga si la motocicleta en la que los delincuentes se trasladaban podría ser la misma que una joven denunció como robada hace una semana en la zona del Mercofrut.

Vecinos

“Estábamos comiendo y sentimos el ruido de una explosión y griteríos. Salimos a la calle y nos encontramos con el chico tirado en el suelo. No puedo creer que maten así por un celular. Estamos asqueados con lo que pasa en el barrio”, dijo Mirta González, de San Cayetano.

“Necesitamos que se tomen medidas. Estos chicos están locos porque no hay droga. Vienen a robar lo que sea y como sea con tal de ir a comprar porquería. Y eso que estamos encerrados en la casa”, argumentó Francisco Alarcón. Por su parte, Fernando Soria indicó que “el problema de aquí es que nadie controla lo que sucede en la calle. Estamos cansados, hartos de que nos maten por nada. Ese chico dicen que estaba enviando un mensaje cuando dos asesinos lo vieron y le quitaron el celular. Es cierto que la Policía circula a veces por la zona, pero estos tipos saben cuándo esconderse y cuándo salir”.

“La verdad, yo no conocía mucho al joven, pero sé por los vecinos que era buena gente. Nunca se metió con nadie y sin embargo lo mataron como a un infeliz. Aquí siempre vivió gente trabajadora, pero ahora estamos desamparados porque hay una generación entera que lo único que sabe hacer es salir a robar para después drogarse”, concluyó Susana del Valle Heredia.