Los rumores de separación de la banda más famosa de la historia del rock se escuchaban desde hacía tiempo, a fines de los 60, pero el anuncio oficial se produjo el 10 de abril de 1970. Ese día la tapa del diario británico Daily Mirror anunciaba a toda página: “Paul abandona The Beatles”.

Desde entonces, a lo largo de las cinco décadas que transcurrieron desde la ruptura, fueron saliendo a luz las razones por las que John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr pusieron fin a la sociedad musical que en apenas 10 años de trayectoria había revolucionado la música del siglo XX. El hartazgo, los problemas legales, las presiones financieras, la influencia de Yoko Ono, los bajones anímicos, los egos fuera de control, la muerte del manager y las drogas fueron todos juntos los factores que precipitaron el final.

No sucedió de la noche a la mañana. La creciente desarmonía como banda y sus continuos roces artísticos habían comenzado hace tiempo. Cada uno de ellos comenzaba a desarrollar proyectos en solitario.

También influyó el cierre de sus giras. The Beatles dejó de tocar en vivo en 1966. Además, estaban hartos de los tours frenéticos y de los numerosos y continuos gritos de los fans durante los conciertos, lo que acababa impidiendo que se apreciara la calidad de sus canciones.

Pero el golpe más duro para el grupo fue la muerte de su manager, Brian Epstein, en 1967, a causa de una sobredosis de drogas y alcohol. A partir de ese momento, se agudizaron sus divisiones. “The Beatles terminaron cuando Brian nos dejó. Después de eso, colapsamos”, llegó a decir Lennon, uno de los más afectados por su desaparición.

Epstein, llamado “el quinto beatle”, fue el hombre que los descubrió, que les impuso su look de traje y flequillo, y que los lanzó a la categoría de ídolos. Por eso, 1968 fue un año de desorientación, de pérdida, de deambular sin saber muy bien qué meta y qué objetivo perseguir.

A finales de ese año, The Beatles lanzó el Álbum Blanco -para muchos su mejor trabajo-, que la crítica definió como un disco realizado por cuatro artistas individuales, a pesar de un resultado final más que original, exótico y con reminiscencias del blues y del rock.

El último proyecto

McCartney era el único que parecía interesado en mantener el grupo unido. Planteó retomar las giras, pero todos se opusieron. Entonces propuso filmar los ensayos de un último disco y sacar una película con el resultado de ese proceso: fue “Let it be”.

Las sesiones de grabación empezaron el 2 de enero de 1969 en los estudios cinematográficos de Twickenham de Londres, que tenían muy mala acústica. Allí tampoco podían tener libertad de horario hasta la madrugada, como acostumbraban en los estudios EMI. El ambiente en el grupo estaba cada vez más caldeado.

De los cuatro, sólo McCartney mostraba interés por sacar un buen álbum. Lennon, junto a Ono, pasaba por una adicción a las drogas que reducía totalmente su interés por la música. Por su parte, Harrison se sentía menospreciado por el resto de sus compañeros, que no apreciaban su virtud como compositor, y Starr se dejaba llevar. A pesar de todo, llegaron a un acuerdo: además de grabar un nuevo disco, decidieron ofrecer un último concierto.

No lograron ponerse de acuerdo en la fecha ni en el lugar de un recital que iba a ser multitudinario, así que un día optaron por subirse sorpresivamente al tejado de los Apple Corps y ponerse a tocar. A la hora del almuerzo del 30 de enero de 1969, The Beatles tocó el que era el primer concierto desde la gira americana de 1966 y el que sería, de forma definitiva, el último.

La banda actuó hasta que las quejas de los vecinos de la zona llevaron a la Policía a poner fin al concierto. Varias de las canciones terminaron por incluirse en el disco “Let it be” y el concierto en la terraza es recordado hasta nuestros días como una auténtica revolución en la historia de la música.

A partir de aquí, la narrativa de The Beatles es de sobra conocida. “Let it be”, disco y película, se estrenaron el 8 de mayo de 1970, casi un mes después del anuncio de McCartney de la disolución del grupo, aunque fue “Abbey Road” el último en grabarse.

Hoy, medio siglo después del acontecimiento de la separación formal, el mundo rinde homenaje a los genios de Liverpool, un cuarteto que consiguió marcar una época e influyó en la música que vino después.

El principal obstáculo para la continuidad o el regreso de la banda

No fue Paul McCartney el primero en anunciar su separación de The Beatles. Según se supo más tarde, en una reunión privada en la sede de Apple, John Lennon les comunicó a sus colegas y al manager que se iba. Yoko Ono ejercía una fuerte influencia sobre él. John llegó a proponerle que integrara el grupo; ella, que formaría luego con Lennon la Plastic Ono Band, participaba en las grabaciones del cuarteto y se atrevía a emitir opiniones, algo que a nadie externo a la banda se le toleraba. Yoko inició a John en el consumo de heroína y se mimetizaron tanto que él llegó a cambiar su nombre por el de John Ono Lennon. En 1973, tras colaborar junto a George Harrison en la grabación de un tema del primer disco solista de Ringo Starr, Lennon fue tentado por sus ex compañeros para formar un nuevo grupo, pero se negó aduciendo que estaba con Yoko.