Carlos Páez de la Torre (h) - I

Entre los imborrables recuerdos que me habitan y convocan hoy se yergue aquel vivido una tarde de agosto del año 2006. Me refiero a la tarde aquella en la que me debía encontrarme con Carlos Páez de la Torres (h) en LA GACETA, a fin de recibir su respuesta a una osada solicitud de mi parte: la de presentar una novela histórica centrada en la vida de Juan B. Terán, Juanito. El Hacedor de Fuentes, de mi autoría. Tras los saludos, no advertí en su rostro, gestos que anunciaran inciertos mapas, ni sueños que mueren. El caso es que al escuchar su honrosa aceptación, mis descalzas expectativas se transformaron en peldaños de luz. Y una profunda emoción colgada en las pestañas de la tarde besaron mis sueños desde un umbral de encuentros. Falta agregar que tan honrosa aceptación incluía una pauta: que al final de sus palabras se leyera un apartado de un capítulo que se refería a la epidemia del cólera en nuestra provincia. Lo solicitaba, continuó diciendo, por sentir “que el perfil del Terán niño frente a la terrible pandemia del cólera, había logrado conmoverlo...”. Inmediatamente recordé el sentir de Aristóteles: la historia cuenta lo que sucedió, la poesía lo que debía suceder. Pues bien, mi admirado y muy inolvidable Carlos Paéz de la Torre, hoy al recibir la terrible noticia de su partida, empezó a nacer este adiós sin tiempo enhebrado por dos pandemias, pero enmarcado en una eterna gratitud dada su extraordinaria labor en el campo histórico. Usted, gran maestro, siempre habitará no sólo entre quienes lo conocimos, sino también en las generaciones futuras merced su magnífico legado. Descanse en paz.

Honoria Zelaya de Nader

hznader@gmail.com

Carlos Páez de la Torre (h) - II

Que LA GACETA  haya  destinado cuatro páginas íntegras que incluyen en una producción periodística extraordinaria colaboraciones individualizadas de amigos y de colegas en el diario, además de un importante espacio de anticipo en tapa, revela cuánto importaba para el diario Carlos Páez de la Torre (h). Los escritos de los once colaboraciones, cada uno desde sus vivencias personales y conocimientos de la labor del periodista e historiador, aportan precisas, variadas, inteligentes y conmovedoras reflexiones. Capítulos esenciales del ser y del hacer de quien- hasta hace poco- nos tenía acostumbrados a una pluma oportuna, rigurosa, necesaria y de valor. Particularmente porque ponía de manifiesto una personalidad autodefinida: era quien era, siempre. Razón tenía Carlos Páez de la Torre (h) en una simple definición existencial que solía repetir: quedan los libros.

Carlos Duguech

c.duguech@gmail.com

Carlos Páez de la Torre (h) - III

Profunda congoja por el fallecimiento de Carlos Páez de La Torre (h), un historiador que profundizó sus opiniones durante años en el prestigioso matutino LA GACETA. Un hombre ejemplar, que amaba su profesión. Deambulaba muchísimo por la ciudad, y entre café y café, preparaba sus artículos. Usaba el servicio de taxis, ya que nunca aprendió a manejar. Tuve el placer de llevarlo muchas veces. Hasta, incluso, dentro del auto revisionaba sus apuntes. Ahora quedará un espacio vacío, lo vamos a extrañar Carlos Páez de La Torre (h). Que en paz descanse.

Daniel Leccese

leccesedaniel883@gmail.com

Carlos Páez de la Torre (H) - IV

Carlos Paez de la Torre / Se fue, no habrá de volver / Cosas que tiene el ser / Y las cosas tras las que corre / Que aunque a la nada se asome / Su obra lo hará renacer. / Armó en la historia su nido / Legó febril producción / LA GACETA le abrió el portón / Para que escriba, investigue / Y con su pluma atestigüe / Lo que pasó en la nación / Vaya nomás buen señor / De su descanso disfrute / Si ve que allá se discute / Sobre temas de la historia / Usted va a tener la gloria / De aclarar cualquier error.

Eduardo Nieto

edumaxini@gmail.com

Educación y pandemia

A ninguno de nosotros nos resulta fácil el cada día de este tiempo con tantas incertidumbres, temores, desolación y desafíos. Pero esto se vuelve mucho más grave cuando además de la pandemia hay una expansión de la insensatez y del atropello sobre los ciudadanos que nos encontramos al límite de nuestras fuerzas. Esto está ocurriendo con los encargados de darnos normativas a los educadores. Han tirado sobre nosotros tantas directivas y requisitos, sin olvidar que tenemos que trabajar en hogares abarrotados de problemas, con niños y jóvenes que tienen que trabajar a nuestro lado también  y con nuestra ayuda, en medio de la lucha por la supervivencia, de la amenaza de un mundo en el que escasearán alimentos y servicios esenciales. La lista puede seguir porque es interminable: una sola computadora por familia, alumnos que se sentirán excluidos por no contar con Internet, etcétera. Quisiera decirles a los responsables de estos lineamientos que no nos conduzcan a la locura de pretender que el sistema educativo funcione como si el mundo no estuviera atravesando una de sus peores crisis globales en la que  se juega la posibilidad de que sigamos o no sigamos vivos. No es que no queramos trabajar. Solamente pedimos que no  nos conduzcan al límite de nuestras fuerzas porque estamos desbordados y necesitamos sentido común ante esta crisis cuyo alcance no podemos dimensionar aún.

Graciela Jatib

gracielajatib@gmail.com

Cuidemos la salud

José Marcó Del Pont, prestigioso Infectólogo, sostuvo ante la prensa nacional: “Hay que cuidar al personal de salud”. En relación con esta afirmación me preguntaron en reiteradas ocasiones ¿no tenés miedo de ir a trabajar? La población experimenta un miedo nuevo con esta pandemia, pero este miedo no es tan nuevo para los médicos. Lo vivió mi bisabuelo al levantarse cada día para luchar contra la sífilis al frente del Instituto Antiluético; lo vivió mi abuelo con su labor titánica en la epidemia de poliomielitis al frente del Hospital de Niños y lo vivió mi padre al frente de su querida Sala 7 cuando la meningitis bacteriana generaba terror. En cada generación miles de médicos y otros profesionales vencieron el miedo y arriesgaron sus vidas para luchar por la salud de los tucumanos. Hoy, los médicos y otros profesionales de la salud estamos preparados para enfrentar esta crisis con gran sentido de responsabilidad, compromiso, profesionalismo y dedicación. Estamos junto a los ciudadanos enfrentando esta noxa. Como sabemos que gritaba la tropa gaucha de Los Decididos en el campo de batalla aquel 24 de Septiembre: “¡Que Tucumán no se pierda!”. Este último, es mi más ferviente deseo en el difícil momento que transitamos.

Juan Francisco Villalonga

jfvillalonga@gmail.com

Respiradores

No entiendo la abrupta decisión del ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, para  comprar súbitamente 2.000 respiradores para ser potencialmente usados en pacientes infectados por coronavirus con serio compromiso pulmonar.  Desde el punto de vista técnico, un respirador requiere para ser instalado de una fuente de energía eléctrica y de un complejo suministro centralizado de oxigeno y de aire comprimido. La pregunta entonces es: ¿se habilitaran en nuestro país 2.000 nuevas unidades de internación en cuidados intensivos? Si la respuesta fuese afirmativa, entonces desde el punto de vista médico: ¿me podrían decir de dónde van a salir 350 a 400 nuevos médicos intensivistas (debidamente formados y certificados por autoridad científica nacional: SATI. SAP. UNT) para que manejen adecuadamente un respirador de acuerdo con los requerimientos de un paciente? Un respirador o ventilador es un instrumento médico que tiene que ser indicado, controlado y retirado por un médico especializado en terapia intensiva, porque así como salva una vida, mal usado puede precipitar la muerte.

Lorenzo Santiago Marcos

lorenzomarcos49@hotmail.com

Día Internacional del Agua

El 22 de marzo fue el Día Mundial del Agua. Lo  estableció la Asamblea General de las Naciones Unidas por eesolución A/RES/47/193. Se dispuso que los 22 de marzo de cada año se los dedique a concientizar sobre la importancia que tiene este valioso recurso.  En Tucumán tenemos la Ley 6.253 de Medio Ambiente y en su artículo 10 reza: “Queda prohibido a toda persona, individual o titular responsable de plantas, instalaciones de producción o servicio, realizar volcamientos de efluentes contaminantes a las masas superficiales y subterráneas de agua”. Al recorrer las márgenes del río Salí o algunos de sus tributarios, podemos constatar que lo que la ley exige no se cumple. Se observa que hay: vertidos de efluentes industriales de todo tipo sin tratar, desechos cloacales, residuos sólidos urbanos (RSU), olores nauseabundos, etcétera. Las consecuencias que derivan de esto son: alteración física y química del agua, afectación negativa de la biodiversidad, de la flora, la fauna, el paisaje,  de las poblaciones ribereñas, e impacta además sobre la Demandas Bioquímica y Química de Oxigeno (DBO y DQO). Conclusión: el río Salí transporta agua que no es apta para ningún uso. Esta agua afecta también al lago del Embalse de Río Hondo, ya que lo contamina y acelera su colmatación, la eutrofización y perjudica a los ecosistemas acuáticos y a la salud de las personas. A esto debemos agregarle que la falta de una política de Estado, de planes y programas para administrar  la cuenca, ha favorecido la erosión de los suelos, las inundaciones periódicas, la desaparición de los bosques ribereños y por eso hoy la cuenca Salí Dulca es la segunda en niveles de contaminación en la Argentina. El desinterés del Poder Ejecutivo provincial, en lo referente a la contaminación de las aguas se  pone en evidencia cuando se observa que nunca denunció o participó como querellante en los juicios por contaminación que se ventilan en los tribunales de nuestra provincia o en el ámbito federal. De los derrames cloacales que invaden la  Capital y que constituyen un coctel de bacterias, virus y microorganismos patógenos, mejor ni hablar (las pruebas están a la vista y las podemos pisar, ver y oler). El agua es un tesoro, pero parece ser que muchos tucumanos no lo saben, y desconocen el proverbio africano que dice que el agua sucia no puede lavarse.

Juan Francisco Segura

segurajuanf@hotmail.com