El virus que nos tiene a maltraer recibió el nombre de “2019nCov”, y la enfermedad que causa, Covid 19, por su sigla en inglés: la D proviene de la palabra disease, que significa enfermedad. Por si a alguno este dato todavía la faltaba.

Lo que quizás no sepas es que los virus no son considerados organismos, porque necesitan células de otro ser vivo para sobrevivir, explica la bióloga argentina Irene Wais de Badgen, también ecóloga por la Oregon State University, profesora en la UBA y en la Universidad de Tres de Febrero, y miembro de la Red Argentina de Periodismo Científico. Y lo que hacen es usar las células vivas para multiplicarse y expandir la infección por todo su cuerpo.

“A diferencia de los seres vivos, los virus tienen ADN o ARN. Los más dañinos, como este, tienen sólo ARN (que se mete más fácil. Al ADN, al tener doble hélice, le cuesta más penetrar); tiene además una cubierta formada por proteínas y grasas”, describió para LA GACETA.

El gran poder

Y aquí es donde un simple jabón se convierte en el superhéroe de esta historia (como el tímido Clark Kent en Súperman). Sucede que -como bien se nota cuando lavamos los platos, o la ropa-, el jabón es capaz de diluir la grasa.

“En el caso del virus, al diluir con jabón su capa protectora lo desarmamos, como si fuera un rompecabezas, y lo matamos”.

Probalo en casa

“Hay un experimento que lo deja claro -añade-. Pongan en un plato hondo un poco de aceite y partículas de pimienta en polvo. Y metan allí un dedo: verán cómo las partículas se pegan al dedo. Pero si se lavan el dedo con jabón (no se lo enjuaguen) y vuelven a ponerlo en el medio del plato, automáticamente se va todo hacia los bordes”.

Los desinfectantes a base de alcohol, en cambio, no disuelven tan bien la estructura grasa de la cubierta del virus, por lo que sólo se recomienda cuando no es posible disponer de agua y jabón.

¿Por qué las manos?

Un virus no nos va a afectar con sólo posarse sobre la piel: para infectar a una persona debe entrar en su organismo. El problema es que las manos son las partes de nuestro cuerpo que más interactúan con el ambiente: con ellas tocamos superficies infectadas y después nuestra cara: la boca, los ojos y la nariz tienen orificios y mucosas que sirven de entrada para los virus. Por eso una de las grandes consignas al principio de la pandemia fue “no te toques la cara”, y por eso, también, no debemos usarlas para taparnos la boca al estornudar o toser. Y por eso también indican que mejor evitemos saludos de contacto, como darse la mano, dar un abrazo o besarse, o compartir el mate.

Las superficies

El “2019nCov” ha demostrado hasta ahora (y seguramente seguirá sorprendiéndonos) su capacidad para sobrevivir sobre objetos y superficies. Hasta ahora fue testeado en plásticos, cartón y metales- durante horas o días, dependiendo del material y de las condiciones ambientales.

Por eso se recomienda no tocar superficies expuestas a mucha gente: picaportes, teclas de encendido de luz, barandas de las escaleras, pasamanos de los colectivos, botones de ascensor, teclas de los cajeros automáticos... Si por razones de fuerza mayor, pero muy mayor, tenés que salir de casa y no te queda más remedio que tocar algo de esto, hacelo usando un pañuelo de papel (uno nuevo cada vez), tiralo y, ahí sí, alcohol en gel. ¡O busca rápido un lavatorio y un jabón!

¡Ah! Picaportes, teclas de prender la luz y otros objetos que tocamos en casa también hay desinfectalos con frecuencia. Con, o sin coronavirus.