“La boca que te juzga jamás será más grande que la gloria de Dios que te respalda”. Esa fue la frase que Luis Corral puso en su estado de WhatsApp varios años después de haber sido acusado del crimen de Marcela Chiaro . El veterinario, que se hizo adventista en los casi tres años que estuvo detenido en el penal de Villa Urquiza, estaba acostumbrado a ocultar algo.
“Lo conocíamos como un chico atento y cariñoso. Jamás nos imaginamos que tendría tantas facetas ocultas”, reconoció Rosana Chiaro, la hermana de la víctima. “Cuando comenzó con su carrera universitaria, su familia se mudó desde Buenos Aires. No había nada extraño, pero después nos fuimos enterando de un montón de cosas”, agregó la mujer en la entrevista con LA GACETA.
El caso Chiaro: la historia de una agrónoma que tuvo un trágico finalLos Chiaro, con la desaparición de Marcela, se enteraron que él tenía una doble vida. Según las versiones que recogieron, Corral conoció a Paola Castro en la Facultad de Veterinaria. Iniciaron una relación amorosa al poco tiempo de que el profesional se instalara en Tucumán. Él le dio, entre otras cosas, un departamento para que viviera. Le facilitó que hiciera las prácticas en su veterinaria y hasta consiguió que la víctima le diera clases de apoyo en matemáticas.
“Era un enfermo por todas las cosas que hizo. Después, desde la fiscalía me confirmaron que ellos, a pesar de estar detenidos en cárceles diferentes, seguían teniendo contacto. Se escribían cartas de amor que las entregaban sus defensores, que eran los mismos”, detalló Rosana.
La joven y su hermana, desesperadas por saber qué había pasado con Marcela, iban y venían de Esperanza. Se habían transformado en una especie de detectives para saber qué había sucedido precisamente. En uno de los viajes, una vecina les confirmó que la víctima mantenía una relación muy cercana con una peluquera del barrio y que ella les podía aportar datos que podrían ser útiles.
“Ella se había ido de Villa Amalia. Tardamos un montón en encontrarla, y cuando la encontramos hablamos varias veces con ella. Esa mujer nos tiraba información y al mismo tiempo nos preguntaba cómo seguía el estado de la causa. Al principio no entendíamos bien por qué lo hacía. Pensábamos que era porque realmente estaba interesada por Marcela, pero después nos enteramos de la desagradable verdad”, informó.
Y se dieron con la sorpresa cuando le mostraron el listado de visitas que recibía Corral en la ex Brigada de Investigaciones. “Su nombre aparecía varias veces. Si no me equivoco, lo visitaba por lo menos una vez por semana. Nos queríamos morir. Después confirmamos que Luis también tenía una relación con la peluquera y que en realidad ella nos preguntaba cosas para después contársela a él”, señaló.