CIUDAD DE MÉXICO, México.- Los residentes de las pequeñas comunidades del estado de Guerrero, rodeadas de carteles mexicanos de la droga han tomado la desesperada decisión de que sus niños reciban entrenamiento para aprender a disparar armas.

Están acorralados en un enclave formado por 16 aldeas, entre las montañas, no pueden enviar a sus hijos a la escuela porque temen que salgan del territorio seguro. Han formado milicias de policía comunitaria y en los grupos de autodefensa hay niños y niñas.

La medida para entrenarlos en el uso de armas conmocionó a México en enero, después de que medios locales transmitieran imágenes de niños de sólo seis años con armas de fuego y ejecutando maniobras militares.

El territorio en cuestión se encuentra en medio de cultivos de amapola que alimentan el comercio de heroína y las rutas de suministro hacia Estados Unidos.

“Este es un grito público de ayuda de una comunidad que ha sido acorralada”, dijo Falko Ernst, analista de International Crisis Group (ICG, por sus siglas en inglés). “Han estado tratando de obtener asistencia del Gobierno federal y estatal, sin éxito”.

Esta semana, el Gobierno del estado mexicano de Guerrero y la CRAC llegaron a un acuerdo para desarmar a los niños que forman parte de este grupo de autodefensa.

“Nos reunimos con el DIF (Sistema de Desarrollo Integral de la Familia) de Guerrero y se nos pidió que ya no siguiéramos preparando a los niños. Nos comprometimos a ya no hacerlo”, dijo el coordinador del CRAC, Bernardino Sánchez.

Sánchez explicó que han accedido a liberar a los reclutas menores a cambio de que las autoridades, no solo de Guerrero, sino del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, cumplan una lista de 29 demandas”. “Si no las cumplen, volvemos a hacer ruido”, avisó.

Entre otras cosas, el CRAC pide que se suspendan las órdenes de captura a 66 de sus miembros, que los detenidos sean liberados y que se garantice la educación a los niños de los municipios de Chilapa y José Joaquín de Herrera, donde actúa la policía comunitaria.

El pacto beneficia a 19 niños de entre 8 y 14 años de edad que eran miembros activos del CRAC o estaban entrenando para serlo. El lunes, muchos volvieron a las aulas.

El fenómeno de las autodefensas se extendió durante la ola de violencia que sufrió en 2014 la región de Tierra Caliente, sobre todo los estados de Guerrero y Michoacán.

Los vecinos se armaron para defenderse del crimen organizado ante la pasividad de las autoridades mexicanas. “No los preparamos para ser sicarios, sino para defender a su familia, a su mamá, a su hermanito y al pueblo”, dijo David Sánchez, coordinador regional del CRAC. (Reuters)