El anunciado juicio a Nilda Griselda “La Cabezona” Gómez, y a otros nueve imputados, comenzó dos horas tardes, debido a la demora en el traslado del acusado Walter Ricardo Peralta al Tribunal Oral Federal. Los jueces Carlos Jiménez Montilla, Gabriel Casas y Abelardo Basbús ordenaron que se esperase su arribo: llegó a las 11. “Accedimos a esperarlo. No nos explicaron a qué se debió la demora”, dijo el fiscal Pablo Camuña a LA GACETA.

A “la banda de la Cabezona” se la acusa de haber conformado una asociación que se dedicaba a comprar altas cantidades de cocaína y pasta base, estirar la droga, almacenarla, fraccionar y comercializarla en el Gran San Miguel de Tucumán.

Junto a Peralta, hay otros ocho detenidos acusados de formar parte de la banda, y de responder a las órdenes de Gómez. Los 10 enjuiciados fueron arrestados el 29 de junio de 2016, tras una serie de allanamientos que dieron como resultado el hallazgo de 41 kilos de cocaína escondidos en la fosa séptica de una casa de Barrio Néstor Kirchner.

La primera audiencia estuvo marcada por contradicciones en algunas dichos, acusados que se abstuvieron de declarar y un pedido de la defensora oficial Pamela Tenreyro de que se enjuiciara individualmente a un imputado, lo cual no prosperó.

“No era mía”

Cuando le preguntaron cuál era su ocupación, “La Cabezona” se limitó a responder que se dedica a la venta de ropa. Reconoció haber sido enjuiciada y condenada en dos ocasiones, por infracciones a la Ley 23.737 que prohíbe la tenencia y venta de estupefacientes. El fiscal marcó entonces la primera contradicción: no eran dos sino tres las veces en las que fue enjuiciada. “Me mudé a Junín al 400 porque me cansé de que cada vez que allanaban Villa 9 de Julio, entraban a revisar mi casa”, se quejó ella.

Miriam Soria, señalada como cómplice. admitió haber tenido causas por consumo de droga y por encubrimiento. “Cuando allanaron mi casa en Silvano Bores al 600, la droga la encontraron en la camioneta de mi amante, el policía Manuel Alberto Núñez. Esa sustancia no era mía. Él me decía que vendía oro”.

“La droga no era mía y mi familia no tiene nada que ver en esto”, declaró Oscar Arnaldo Sánchez, el acusado de haber sido la mano derecha de Gómez. El procesado enfatizó vivir en la calle Pérez Palavecino al 100, donde los investigadores habrían encontraron medio kilo de cocaína durante los allanamientos de 2016. Camuña intervino para marcar una segunda contradicción: durante la etapa de instrucción del juicio, Sánchez habría reconocido que se dedicaba a la venta de estupefacientes, pero habría negado formar parte de algún grupo delictivo.

“No los conozco”

Marcelo Alberto Campillo, a través de su defensa, planteó que debería ser juzgado de manera individual, ya que no conoce las razones por las cuales lo vinculan con una supuesta banda. Ante el tribunal, Campillo dijo haber trabajado como gasista, plomero y puntero político en la zona de su domicilio, Chacabuco al 1.700.

“A ninguno de estos los conozco” y “no sé quienes son los demás imputados”, reiteró. Mencionó que cuando allanaron su casa, un grupo de encapuchados le cubrieron la cabeza. “Creí que me estaban asaltando. Se llevaron $ 40.000 que estábamos ahorrando para festejar el cumpleaños 18 de mí hijo y también confiscaron unas dosis de cocaína que tenía para mi consumo personal”, describió.

También reclamó que su casa no es la que figura en fotos del expediente judicial, y que: “luego de entrar a mi domicilio, los policías me reconocieron que yo no era la persona que habían venido a buscar. Ellos estaban rastreando a un hombre con una cicatriz y tatuajes”, apuntó.

Enzo Maximiliano Ale, hijo de “La Cabezona”, está imputado por integrar la asociación ilícita y por disparar contra el escuadrón antidrogas de la Policía Federal. “Los agentes nunca se identificaron. Yo ya había sufrido dos robos a mano armada y estaba con mi mujer y mis hijos en ese momento. Entraron a la madrugada y les hice cinco o seis disparos con una pistola 9 milímetros, fue un momento de pánico”, admitió el joven de 29 años.

“Quiero dejar en claro que a mí me arrestaron en mi domicilio de Pérez Palavecino al 100, y no en el barrio Néstor Kirchner como dice la denuncia. Yo no vivo allí. Tampoco me dejaron ver que secuestraban en el allanamiento”, agregó el imputado. También dijo dedicarse a la venta de ropa.

Los imputados Walter Peralta, Romina Janet Sánchez, Cynthia Pamela Sánchez, Manuel Alberto Lobo y Oscar Romelio Sánchez se abstuvieron de declarar.