En el barrio 24 de Septiembre un grupo de mujeres le planteó a la titular de la Sedronar, Gabriela Torres, que hay dos problemas centrales en esas barriadas: el consumo de drogas y la estigmatización de la mujer adicta, que padece mucho más que el varón.

Johana Medina, vecina del barrio Lincoln denunció que “hay vendedores a los que no se los puede combatir porque tienen arreglos con la Policía, o porque son identificados, pero nadie se involucra por miedo. Hablamos de una mafia grandísima”. La vecina relató que muchos conocidos suyos cayeron en la droga. “Donde era el Canal Sur se ve a los jóvenes drogándose. Hay casos de chicas de 17 años con sus hijos de 1 o 2 años consumiendo; y es muy diferente ver a la mujer adicta que al hombre adicto. La sociedad siempre apunta más a señalar con el dedo a la mujer”, lamentó. “Cuando ven que la adicta tiene un hijo, le cargan más responsabilidad. A nadie se le cruza por la cabeza pensar en dónde está el padre”, añadió. El paco y la cocaína es lo que más se consume en esa zona, según dijo.

Rita Juncos, residente del barrio Néstor Kirchner, otra zona cercana al Canal Sur, dijo: “nosotras vemos que muchas veces la mujer es el pilar de la familia. Es la que se encarga de cumplir distintos roles dentro de la casa. El plan ‘Ellas Hacen’ era un espacio y una posibilidad para que las mujeres podamos aprender a reaccionar ante ciertas cosas. ¿Por qué lo sacaron?” La secretaria le contestó que se va a seguir trabajando igual con el plan, aunque llamado “Hacemos futuro”.

PLANTEOS. Mujeres de varios barrios expusieron sus preocupaciones.

“Como sociedad dejamos pasar muchas cosas. Por no involucrarnos, no ponemos un alto al tema del consumo de los chicos. Hoy vemos a menores de 10 años atrapados en el consumo”, reclamó. Además detalló que: “hay casos en los que se da una cadena familiar. Donde el padre, la madre, el hijo, el nieto y a veces hasta el bisnieto consumen. Se trata de familias con muchos casos de paternidad joven”.

La vecina replicó que muchas veces suponen erróneamente que se trata de las personas con mayores carencias. “No lo veo así. Yo creo que hay un problema en la comunicación de los padres, y que ese problema se viene arrastrando a lo largo de generaciones”, opinó.

Marta Carrizo, del barrio SEOC, dijo que le duele “ver a chicos de nueve años consumiendo porros, pastillas, pegamento y demás. Todos lo conocen, pero parece que nadie ve al mafioso que les vende”, suspiró.

Dijo que con algunas mujeres del barrio, intentan recuperar a los chicos de hasta 12 años. “Los mayores son más complicados. Queremos empezar desde abajo y tratar de componer a la sociedad al menos un poquito” cerró.