Hombres brotando de la tierra, como vegetales; el pueblo pidiendo a los gritos que el alcalde socialice a su esposa, exprostituta; estadounidenses expulsados por el voto popular; el único poblador de color hablando de sí mismo como “minoría étnica y negro como un tizón” y caminando en zig zag por las calles empedradas, y el Sol saliendo por el poniente son algunas de las muchísimas imágenes que José Luis Cuerda legó para una antología del humor absurdo y surrealista en su afamada “Amanece, que no es poco”.

El director de cine español falleció ayer a los 72, sin herederos visibles en su estilo, que reunía crítica política y social con una mirada irónica única. Todo estaba enclavado en un entorno rural alucinante de caseríos reales que logró filmar como nadie, al punto que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha puso en marcha un recorrido para conocer los escenarios y localizaciones reales en la Sierra del Segura (Albacete), donde Cuerda filmó algunos de sus trabajos.

Junto a “Amanece...” (considerada una de las 10 mejores películas españolas de todos los tiempos y filme de culto en todo el mundo), “Total” y “Así en el cielo como en la tierra” (con escenas antológicas como un Jesús conflictuado visitando al psicólogo, Dios decidiendo enviar a un segundo Mesías al mundo o un apocalipsis fallido), construyó una trilogía que definió como “un retorcimiento de la realidad que sigue siendo realidad”. “Lo que escribo suele estar lleno de ocurrencias que pueden parecer disparates, pero que nacen de lo que ocurre”, sostuvo en una entrevista, que ayer reprodujo el diario El País. Así como la risa era uno de sus elementos identitarios, era portador de una profunda sensibilidad humana para abordar los conflictos íntimos y las tragedias colectivas, como la Guerra Civil española.

Su debut fue en 1977, cuando dirigió para la televisión una versión de la novela “El túnel”, de Ernesto Sábato. Su mayor éxito internacional fue “La lengua de las mariposas”, una adaptación de la novela homónima de Manuel Rivas; mientras que con “El bosque animado” ganó el Goya a la mejor película en 1987. También fue productor, y puntal esencial en el inicio de la carrera de Alejandro Amenábar.

Su último estreno fue en 2018 con “Tiempo después”, a la que calificó como la “secuela espiritual” de “Amanece...”, en la que dirigió un elenco coral donde estaba el argentino Arturo Bonín como un escritor que plagiaba a William Faulkner.