Algunas calles de los barrios del sur de la ciudad, como Villa Amalia, parecen manantiales. De ellas brota el agua potable que debería llegar a las casas de los vecinos, pero que se pierde irremediablemente. Otra opción bastante habitual en esa zona es que de estos manantiales urbanos salgan líquidos clocales que contaminan la zona.

Todo esto se debe a fallas en la red de agua potable y de cloacas. Los vecinos aseguran que las quejas a la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT) son permanentes, pero que rara vez reciben una solución.

Suele ser habitual que, poco tiempo después de que se hace un arreglo, el problema vuelve a surgir. Los más angustiados son los que viven cerca de las pérdidas de aguas servidas, porque en esos sectores la calidad de vida es prácticamente nula.