Si hay una palabra que define la vida del jugador de fútbol es "cambio". Al elegir la profesión los deportistas, sobre todo los futbolistas, saben que si les va bien, su carrera estará marcada por los constantes movimientos dentro y fuera de la cancha y, que aferrarse a algún lugar, será una tarea difícil de desarrollar. A pesar de eso, muchos se arriesgan y hasta logran formar una familia y crecer en ese dinamismo. 

Cuando llega el momento de retirarse, ahí recién se pueden comenzar a proyectar la casa, la infancia de los hijos en un solo lugar, los negocios... qué pasará después del césped. 

Esa situación a muchos grandes ex jugadores los agarró en Tucumán. Un testimonio vivo de ello es Lucas Ischuk, uno de los arqueros que hizo historia en Atlético. "Tucumán fue mucho más lindo de lo que esperaba", comenzó diciendo en una entrevista con LA GACETA. 

Cuando llegó a la provincia estaba de novio con una chica de Santa Fé, pero por la distancia, decidieron terminar la relación. En Atlético, tiempo después, comenzó la historia de amor que dura hasta el día de hoy: "conocí a Gisela, era la hija del entrenador de arqueros, con ella me casé y es la madre de mis hijos".  

El padre de Gisela es Ricardo el "Turco" Salomón, quien también fue arquero del "deca", pero años antes del ingreso de Ischuk. 

Lucas nació en Santa Isabel, un pueblo del interior de Santa Fe. Recuerda que tuvo una buena infancia, pero sin nada de lujos: "cuando tenía siete u ocho años, vivía con mi familia en el campo. Iba todos los días en sulky a la escuela, que estaba en el pueblo. Cuando mi hermana empezó la secundaria, nos mudamos para ahí, para estar más cerca".

CAPTURA DE VIDEO

Retirado del fútbol y con negocios en la provincia, el ex arquero proyecta para sus hijos aquello que no pudo tener en su infancia. 

"Uno ve donde estaba antes y como progresó y, si bien lo material no es lo más importante, me doy cuenta que mi infancia me ayudó a ser fuerte en algunas situaciones por las que pasé", agregó. 

El trabajo de su esposa y la tranquilidad de la provincia, fueron dos de los motivos principales por los que el jugador decidió aferrarse a la tucumaneidad. Confiesa que alejarse de las canchas no fue tan difícil para él: "no me costó dejar el fútbol. Lo tomaba como un trabajo. Era una etapa que ya había cumplido. Hay gente a la que le cuesta más, que no quiere soltar, pero a mí no me pasó eso. Yo ya venía pensando en qué iba a pasar conmigo después así que no lo sufrí". 

Ischuk actualmente vive en un country de Yerba Buena, con su esposa y sus dos hijos. Tiene una escuelita de fútbol y canchas de tenis por la avenida Perón. Además es muy aficionado del deporte de la raqueta en el que, incluso, compite.

El día histórico

Ischuk es uno de los arqueros "decanos" más recordados por ser el protagonista del partido del ascenso del club a la B Nacional (2007-2008). "Estuve más tranquilo después de atajar el gol. Si no lo hubiese atajado seguramente sentía más presión", recordó. 

Ese partido del 15 de julio del 2008, ante Racing de Córdoba, quedó en la memoria de la gente como la gran campaña del plantel y coronó al arquero como la figura de Atlético. Después de eso, llegó el ascenso a Primera, un año después. 

"Me acuerdo que metí el gol y todo comenzaron a festejar. La gente bajó de las tribunas, la cancha se llenó de hinchas y yo pensaba únicamente en estar solo. Había sido mucha presión así que me fui directo a sentarme al vestuario", finalizó.