La histórica exhumación y reinhumación del dictador Francisco Franco, cuyos restos fueron trasladados desde su mausoleo en el Valle de los Caídos, a unos 50 kilómetros de Madrid, hasta el madrileño cementerio de Mingorrubio, en el barrio de El Pardo, se realizó bajo extremas medidas de seguridad, con imágenes distantes y con la mayor rapidez posible.    

La prensa española e internacional tuvo que seguir el proceso desde la puerta de entrada del Valle de los Caídos, que se encuentra a varios kilómetros de la Basílica donde está la lápida del dictador.

El ataúd del dictador salió del interior de la Basílica del Valle de los caídos en hombros de sus familiares y sin honores ni banderas, y fueron introducidos en un coche fúnebre que lo llevó hasta donde se encontraba el helicóptero que lo trasladó a El Pardo-Mingorrubio.