Distante apenas 50 kilómetros de San Miguel de Tucumán, la villa veraniega de Raco no sólo es un lugar de descanso para los tucumanos, sino también un atractivo turístico para los visitantes. Uno de sus residentes advierte, con tristeza, que la belleza natural no es preservada. Y envía una foto de basureros donde los tachos están vacíos y los desperdicios regados en la vía pública. Alerta que quienes realizan la recolección no se toman el trabajo de alzar lo que los perros desparraman. Pide un poco de consideración.