La Argentina y Brasil acordaron la prórroga por 10 años del régimen automotor que está vigente desde 2015 y vencía en junio del año próximo. Así lo anunció esta tarde el presidente, Mauricio Macri, a través de su cuenta de Twitter.

De esta manera se pone fin a un período de incertidumbre en el sector, agravado por la tensa relación del presidente Jair Bolsonaro y el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, que tiene altas posibilidades de comandar el país los próximos cuatro años.

Concretamente, se modifica de manera retroactiva el Flex al pasar de 1.5 actual (por cada dólar que se exporta se puede importar por U$S 1,5 sin arancel) a 1.7 para el período 2015/2020. DE esta manera, las empresas que hoy no cumplen con lo establecido en materia de intercambio, con el nuevo esquema, estarán en regla. Entre 2020 y 2023, el Flex sube a 1.8 y, a partir de entonces, va creciendo cada dos años hasta llegar a 3.

En la práctica, esto significa postergar por 10 años el libre comercio que, si no había acuerdo, comenzaba a regir el año que viene (ahora lo hará desde 2030) pero, de todas maneras, implicará una mayor apertura comercial desde ahora y, especialmente, a partir del año próximo.

Expectativa

Las terminales locales estaban en vilo por las consecuencias que podría tener en el sector que este acuerdo no se alcanzara con las actuales autoridades locales y debiera ser negociado por un posible gobierno kirchnerista, en medio del cruce de insultos y acusaciones. En agosto pasado, este diario informó sobre la presión de las terminales locales para acelerar las negociaciones. Hay que recordar que el 70% de la producción local de autos tiene como destino al socio principal del Mercosur. La prórroga era esperada por el sector debido a que, en caso contrario, comenzaría a regir el libre comercio a partir de junio próximo, algo para lo que la Argentina no está preparada.

Actualmente hay un acuerdo de cinco años que rige hasta julio del año próximo. Define el intercambio comercial entre los dos países mediante un coeficiente que regula las exportaciones e importaciones. Se denomina Flex y, hoy, establece que por cada dólar que se exporta se puede importar, sin arancel, por U$S 1,5. En junio pasado venció la primera parte de este acuerdo que preveía, para el último año, la posibilidad de revisión.

Incertidumbre

La incertidumbre actual, sumada a la tensión entre Bolsonaro y Fernández, generaba complicaciones y se apuraron las negociaciones. Las terminales locales no querían llegar a julio próximo con una situación sin definición debido a que del futuro de ese acuerdo dependen los planes de producción e inversiones para los próximos años. A esto se suma que Brasil está planteando una política de mayor apertura comercial con la amenaza de abandonar el Mercosur en caso de que un Gobierno kirchnerista plantee una política más proteccionista. Un dato: Brasil acordó el libre comercio con México. Esta es una señal de la dirección que está tomando.