“El hecho de estar parado nuevamente no entra en mi cabeza. Sé que no es nada que ver con lo que me pasó la otra vez, pero no deja de marginarme por un partido”. Lucas Diarte utiliza la charla con LG Deportiva para, en cierto punto, desahogarse; y está bien.

El lateral que había llegado a La Ciudadela en junio 2018, decidido a cumplir el sueño de defender la camiseta que ama, vio pasar la Superliga a causa de una lesión de ligamentos cruzados. Por eso decidió quedarse y aportar lo suyo en el complicado camino de regreso que tiene el “Santo”. Pero en el segundo juego oficial, una lesión apareció, otra vez, en su camino.

En el juego con Villa Dálmine, Lucas recibió un pelotazo en su mano izquierda y sufrió la fractura del tercer metacarpiano. Todo indicaba que iba a poder estar en Junín contra Sarmiento gracias a un vendaje especial y una dosis de calmante. Pero debido a la corta semana de trabajo, Favio Orsi y Sergio Gómez decidieron bajarlo del duelo del sábado. “No hubo tiempo para que me probaran infiltrado y con el vendaje. Por eso, ante la incertidumbre sobre cómo iba a responder, decidieron llevar un compañero que esté al 100%. Ahora debo apoyar desde afuera”, se resigna el lateral con un ánimo mucho más arriba que el pasado domingo, cuando llegó al sanatorio luego del triunfo y recibió un mensaje que lo dejó helado. “El radiólogo me dijo que era una lesión para operar y el mundo se me vino todo abajo. No entendía nada, me quebré; por suerte estaba Roberto Guillén (NdR: médico del plantel), quien me dijo que había otras opciones y me reanimó. Mi señora y mi hija también me levantaron”.

Pasaron los días y pese que a su cabeza ya está curtida en este tipo de situaciones, el sabor agridulce no se va así nomás. Diarte sabe que no podrá estar en un duelo clave para un equipo que está en formación y la bronca reaparece. “Esperé mucho para volver a jugar y ahora tengo que estar afuera de nuevo, por eso me da un poco de bronca. A la cabeza ya la tengo fuerte por lo que me pasó anteriormente, pero bueno... Es algo que tiene solución, hay que mirarlo de esa manera. Ahora sólo pienso en apoyar a mis compañeros y volver con todo”, remata, mostrándose tranquilo porque considera que sus compañeros le traerán un buen regalo desde la cancha de Sarmiento. “Estoy convencido de que van a hacer las cosas bien y volverán con un buen resultado. Hay un gran plantel, se está trabajando muy bien, a conciencia y siento que se está construyendo algo muy lindo. Queremos devolver a San Martín a la Superliga y sabemos que para conseguirlo debemos trabajar con todas nuestras fuerzas”.

Lucas habla de buen plantel, de grupo, de conexión y sobre todo de trabajo conjunto. El abrazo final y los cánticos de los futbolistas saltando en el centro del campo tras el 1-0 sobre el “Viola” reflejan lo que él intenta remarcar. “Hay un enorme plantel, por eso digo que se está armando algo lindo. Hay que poner la cabeza en positivo para que las buenas ondas nos acompañen y las malas queden de lado”, sentencia el lateral, que pone buena cara pese a que su situación podría voltear al hombre de moral más fuerte.