Los tucumanos tendremos que hacernos a la idea de que, por un tiempo más, la iglesia San Francisco seguirá “envuelta” en vallas con publicidad, con sus puertas cerradas y acostumbrarnos a rozarla bajo esa pasarela de madera que nos cubre cuando caminamos por la calle San Martín. Sucede que los trabajos de restauración para evitar su colapso no comenzaron, aunque sí se concretaron trámites administrativos vitales para que ese monumento histórico (definido así por decreto del Poder Ejecutivo Nacional del 1 de julio de 1967) se recupere de a poco.

En las últimas semanas se sucedieron reuniones con funcionarios provinciales, nacionales y empresarios, según precisaron los integrantes de la Comisión para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural de Tucumán, que se formó en febrero y que trabajará en pos de promover y coordinar acciones tendientes a la puesta en valor del templo. El grupo ad hoc está integrado por el sector privado, la Federación Económica, la Sociedad Rural y la Cámara de Turismo. Desde la academia participan las universidades Nacional de Tucumán, Tecnológica Nacional, Santo Tomás de Aquino y San Pablo-T. La presidenta es la arquitecta Olga Paterlini, de la Comisión Nacional de Monumentos Históricos.

“Tuvimos reuniones hace un par de semanas con la secretaria General de la Gobernación, Silvia Pérez, con la vicepresidenta de Turismo, Elena Colombres Garmendia, y con el presidente de la FET, Juan Rodríguez. Se acordó que la comisión presente una solicitud formal de financiamiento, para encarar la primera etapa de estudios y apertura del templo con medidas precautorias en un área restringida de ingresos. Hace una semana hicimos la presentación formal. Ahora esperamos la respuesta del Gobierno”, explicó a LA GACETA Daniel Mafud, miembro de la Comisión e ingeniero que estuvo a cargo de la planificación de la restauración, que está estructurada en 10 etapas.

Por otra parte, Mario Amado, ingeniero del equipo de la senadora Silvia Elías de Pérez (que el año pasado gestionó la inclusión en la Ley de Presupuesto nacional de una partida de $ 5 millones para la restauración de la iglesia) cree que la semana que viene podrían tener novedades sobre el pliego licitatorio para un plan de trabajo que prepara la Secretaría de Planificación Territorial, que depende del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda de la Nación.

Con respecto al ámbito privado, de la Comisión añadieron que hablaron con autoridades del Banco Ciudad y con funcionarios del Banco Macro, que “analizan con qué pueden contribuir”.

Cuenta bancaria

Un paso importante para acceder a cualquier financiamiento público o privado, fue el que hizo la Orden Franciscana: logró constituir una cuenta en el Banco Galicia para que se depositen allí fondos (como los $ 5 millones de la Nación) y donaciones, no sólo de personas físicas o jurídicas, sino también de lo que ingresará a través de un bono contribución.

“La Comisión está elaborando un bono contribución que tendrá tres valores, que se define en el seno de nuestras reuniones semanales. Eso se lanzaría en los próximos días. Si se concretan los aportes de la Nación, de la Provincia, más los bonos para que contribuya la sociedad, pensamos que podremos iniciar la apertura del templo para culto en una zona segura y restringida, e iniciar los estudios que definirán las etapas decisivas de intervención en la medida que las finanzas lo permitan. Estamos bien encaminados, somos optimistas. Próximamente iremos a hablar con el intendente Germán Alfaro”, añadió Mafud.

En abril de este año, unos meses después de la conformación de la Comisión, Mafud detalló a LA GACETA que la evaluación del estado del conjunto franciscano debe hacerse en 10 etapas, y que en total requerirán $ 6 millones. “Antes de gestionar recursos era necesario tener claro cuáles son las etapas. No se puede trabajar sobre la estructura, la cúpula o la fachada si no sabemos qué es lo que está pasando en el subsuelo. Por eso la primera etapa va a consistir en la evaluación de la situación de los desagües pluviales y cloacales”, dijo entonces.