Cuando se aproximan las elecciones, cuando son tiempos de armar partidos, acoples, alianzas y otros vericuetos electorales, algunos candidatos recurren a la historia para inspirarse. Buscando material para sus campañas, cuenta el ex legislador y presidente de la Fundación del Bicentenario, Jorge Mendía, lo van a visitar para escarbar en las raíces de la polítca argentina.

Mendía, pedagógico siempre, los recibe con una caja de madera en la mesa. "¿Qué es esto?", les pregunta. "Me han respondido de todo, pero lo más frecuente es que me digan que es una fiambrera o una pajarera", delata Mendía.

Ni jaula ni alacena para conservas. Lo que tiene entre manos es una urna electoral que se usó desde 1873, confeccionadas bajo el ordenamiento de la Ley N° 623, durante la presidencia de Domingo Sarmiento. También se la suele llamar "Urna Sarmiento", según consta en un museo electoral que se armó en el juzgado electoral de la ciudad de Buenos Aires, a cargo de la jueza María Servini.

Esas mismas urnas de madera de cedro o roble, como indicaba la ley en las especificaciones de construcción, se usaron en 1916, durante las primeras elecciones con voto secreto y obligatorio en la Argentina. Cuatro años antes se había aprobado la Ley 8.871, conocida como Ley Sáenz Peña, que buscaba imprimir seriedad, legitimidad y espíritu democrático a los comicios en el país, siempre manchados por el fraude, las balas y los disturbios.

La urna era todo un trabajo de diseño perfectamente pensado para esos fines y hecho artesanalmente. Eran cajas de madera de roble, con dos tapas corredizas en la parte de arriba, una con llave y otra con ojales para precintar. La tapa superior, se accionaba para la apertura y para el cierre del acto electoral, ya que daba acceso a la ranura donde se depositaban los sobres con los votos. Un escalón más abajo venía la tapa con cerradura, que permitía el acceso a los sufragios para contarlos; las llaves quedaban en poder de las juntas electorales.

Conteo de votos en el Correo. En 1983 las urnas seguían siendo de madera. LA GACETA / ARCHIVO.

En uno de los laterales, la caja tiene una tela mosquitera que permite ver hacia adentro. La función aparentemente era para ver cuando la urna estuviese llena, pero también es probable que haya tenido una intención más política. "No hay que olvidar que veníamos de una cultura de elecciones con voto cantado y en las que el fraude estaba legitimado; es posible que esas aberturas hayan servido para tener algún tipo de control de qué votaba cada elector", desliza Mendía.

Las urnas de madera se usaron en nuestro país hasta 1999, cuando fueron reemplazada por las actuales de cartón corrugado, de un sólo uso y más fácil de manipular y transportar.

Tenerla entre manos, reflexiona el ex legislador radical, dispara pensamientos, charlas y sensaciones. "Te obliga a pensar en todo lo que ha tenido que pasar para que los ciudadanos podamos expresar libremente nuestra voluntad en las votaciones. Es algo que ahora tenemos como dado, pero hay que recordar que no siempre fue así y que se probaron muchas cosas para cumplir con la voluntad popular", medita.