“Para bien o para mal, el trap es la nueva música popular. Se convirtió en el sonido de esta generación, opacó a todo lo que estaba de moda”, sentencia Zemblante, nombre artístico de Gabriel Leonel Borges, uno de los principales exponentes del género en Tucumán.
El músico comparte con su colega Sensey (Martín Gabriel Baigorria) el logro de haber cerrado contrato a nivel nacional con Universal para el registro, la protección y la difusión de sus creaciones. Ambos coinciden en buena parte de las definiciones sobre lo que implica esta música en su generación.
“El trap se fusionó con todos los estilos y compró gran parte de la audiencia mundial. Nosotros estamos creando una rama del trap, que llamamos neotrap o trap neutral, porque nos enfocamos en que nuestras letras lleven un mensaje positivo y condenando al sistema, a diferencia de otros”, sostiene Sensey, quien se siente más cerca de este ritmo por su posibilidad de entrelazarse cómodamente con el rock, el metal, el punk, el funk y otros ritmos. A la hora de elegir qué escuchar, opta por el metal (es fan de Metallica y de Megadeth) y la música clásica.
Zemblante, en cambio, es más del reggaetón: “es más de fiesta, el rap está enfocado al razonamiento y el trap se puede adaptar a cualquiera de los sonidos anteriores”. “El género urbano como tal, sin hablar en específico, tiene muchas facilidades. A nivel instrumental, un beat se puede crear desde una computadora sin necesidad de instrumentos reales y en lo vocal, con la magia del autotune”, agrega.
Más allá de la tecnología, lo que determina el éxito de un cantante es la autoría y el contenido de sus letras. “Intento ser variado, tengo temas que hablan de amor, de vivencias propias y ajenas, y de diversión, de fiesta. En la variedad está el gusto, por eso más allá de trap o el reggaetón, hago cumbia, punk, electrónica y algo de reggae”, señala Zemblante, quien comenzó en la música a los 14 años (ahora tiene 23) aunque sólo en el último lustro empezó a perfeccionarse.
Sensey (de 37 años) se considera un buen escritor y aporta: “estoy en contra de los estándares de la industria musical actual; en mis letras no me vas a escuchar hablar de sexo, drogas, mujeres y excesos, no soy de caretear ni de andar mostrando y presumiendo ahora, aunque antes lo hacía. Soy uno más del montón, que habla lo que acontece, de la realidad en la que vivimos. Lo urbano es el género del libre albedrío”.
Independiente del contenido de sus letras, hay una identidad generacional alrededor de los ritmos urbanos. “El vínculo pasa porque buscamos algo distinto con algunos detalles de estilos musicales de todos los tiempos”, afirma Sensey y su colega completa la idea: “como consumidor, el trap está representando lo que muchos desean ser, porque habla de rebeldía, excesos, fiesta y locura. Para algunos ese mensaje es interesante, pero para otros se les hace bastante desagradable”.
Todo virtual
En sus planes no figura llegar al disco físico, lo cual es otra marca generacional. Zemblante sentencia: “es obsoleto, no deja de tener un valor sentimental pero a nivel mainstreet no genera los mismos ingresos que hace 10 años. Nuestro convenio con Universal se basa en que ellos se encargan de difundir, registrar y proteger nuestras obras, así como también del dinero que generen. Si bien las grabaciones y las producciones musicales no paran, ahora estoy más enfocado en los próximos videoclips, haciendo guiones, buscando escenografía y sponsors, y otros detalles que de momento me tienen ocupado; hay material para rato”. “Internet es una herramienta genial para nosotros y para cualquier artista. Te da la posibilidad de exponer tu material al planeta entero. Antes era más complicado y más limitado el alcance que podría tener nuestra música, en cambio hoy todo está al alcance de un click”, agrega.
“Con la tecnología es mucho más fácil grabar y promocionar nuestro trabajo en las redes sociales; mientras que antes eran muy pocos los que lograban grabar algo, ahora todo está muy cerca de nuestras manos”, asevera Sensey, cuyo plan inmediato “es ayudar a las mentes jóvenes a tomar conciencia de los tiempos en que vivimos, en una etapa muy complicada para la sociedad”.