> HOJEANDO EL DIARIO
MANUEL RIVA
LA GACETA
La tercera edición de las “200 Millas de Tucumán” corridas en 1937 “fue un gran espectáculo” decía nuestro diario, aunque tuvo un ingrediente especial para nuestras páginas ya que al momento de disputarse la primera serie, de las tres previstas, uno de los bólidos alcanzó a nuestro fotógrafo César Martínez Lanio en el mismo momento en que se encontraba trabajando tomando fotos de la competencia. Pese al espectacular accidente Lanio sufrió sólo una fractura de tibia.
El relato de nuestro colega de más de 80 años atrás expresaba: “nuestro compañero de tareas con el lógico afán de obtener una nota de la carrera con los coches en marcha, tomó ubicación sobre la platabanda que circunda la plazoleta situada sobre la avenida República (hoy Gobernador del Campo) esquina norte, desde cuyo sitio enfocaba en forma precisa el paso de los coches. Pero la fatalidad se interpuso despiadadamente, y el coche 11, pilotado por Oscar Vallini, al dar la vuelta abierta, subió sobre el cordón donde estaba Lanio, quien consciente del peligro intentó hacerse a un lado sin lograrlo empero, siendo tomado por la rueda delantera de la máquina, resultado con la tibia fracturada”.
La gran cantidad de público que se había congregado a lo largo del circuito, y en especial en la zona del accidente, fue testigo del hecho. Muchos de ellos rápidamente se acercaron al lugar para brindar los primeros auxilios. Inmediatamente se hizo presente una de las ambulancias (había dos en la zona), que trasladó al accidentando hasta el hospital Padilla. Allí recibió la asistencia del médico de guardia Carlos García y quedó alojado en la sala 5. El herido fue visitado por familiares, compañeros de trabajo y amigos que “se preocuparon sobre su estado”. También se hizo presente el intendente, Roque Raúl Aragón.
Sobre Lanio podemos decir que había nacido en la capital de la provincia española de Asturias, Oviedo, en 1892. Llegó a nuestro país para la época del Centenario. Se instaló en Buenos Aires y vino a Tucumán hacia 1925 para instalar la casa de la empresa fotográfica Kodak. Se quedó aquí y formó su familia. Sobre él, señala Carlos Páez de la Torre (h): “Al poco andar, ingresó a LA GACETA como reportero gráfico. Su cámara documentó a diario la vida tucumana, en los aspectos más diversos. Por ejemplo, era un excelente y arriesgado fotógrafo de deportes, pero también estaba a su cargo la columna “Nuestros hogares”, que registraba grupos familiares y residencias de la ciudad y del campo. En sus últimos años y hasta la jubilación, estuvo al frente de la sección Corrección de Pruebas de nuestro diario. Se lo conocía como “Lanio”, omitiendo el primer apellido”. Tuvo una intensa actividad en diversos ámbitos de nuestra provincia. Fue miembro del Centro Asturiano. Fue parte en varias comisiones directivas de Atlético Tucumán y figura entre los fundadores del club Tucumán BB. Falleció a los 83 años en 1975.
La carrera
Volviendo a la carrera de 1937 los cronistas señalaron: “ha constituido una fiesta grande de la que se solazaron 25.000 personas “ y en referencia al sistema de series impuesto para esa competencia “dio a la reunión una característica distinta. No fue cansadora y agradaron a la enorme concurrencia los altibajos propios del sistema”.
El ganador de la prueba fue Ricardo Nasi con un Alfa Romeo que completó las 30 vueltas en una hora 25 minutos, con una velocidad promedio de casi 116 kilómetros/h. En segunda posición quedó Carlos Zatuszeck (Mercedes Benz) y tercero, Eleuterio Donzino (Hudson Bucci) ambos con 30 vueltas. Las posiciones siguientes fueron para Luis Brosutti (Mercedes Benz), Arnaldo Ponticelli (Ford), Rodolfo Martini (Ford) y José Mibelli (Hudson Toti). Estos siete corredores llegaron hasta la meta, algunos con menos vueltas. Los restantes 14 competidores, de los 21 que tomaron lugar en la largada, quedaron en el camino tras la dura prueba. El piloto ganador, Nasi, también se adjudicó el flamante premio a la vuelta más rápida. El tiempo con el que ganó fue de dos minutos 40 segundos obtenido en la segunda vuelta de la serie final y derribó su récord de la clasificación con dos minutos y 41 segundos. La velocidad promedio alcanzada fue de casi 123 kilómetros por hora.
En cuanto a la prueba como espectáculo beneficioso para la provincia nuestros colegas escribieron: “sobró colorido y emoción, especialmente al cumplirse la serie final , donde la mirada de todos estuvo pendiente en las maniobras de los volantes más cotizados” para agregar que “ha sido pues una jornada magnífica, rica en situaciones de interés, generosa en expresión de coraje y plena de emotividad, como para que su desarrollo plasme en la retina de todos los que la presenciaron como el mejor recuerdo”. Pese al operativo de seguridad dispuesto por las autoridades hubo quejas sobre la imprudencia del público en algunos tramos de la carrera. El piloto alemán Zatuszeck criticó: “la policía fue un tanto escasa; faltaba vigilancia en los puestos de aprovisionamiento y en caso de apuros, no sé cómo hubiéramos podido salir, dado el aglomeramiento de público”. Sin embargo agradeció el apoyo del público, lamentó el accidente de nuestro fotógrafo y expresó: “nunca conviene arriesgarse tanto, ya se sabe que cuando el comisario deportivo larga la carrera, de la pista no hay más dueños que los competidores y nosotros siempre creemos que la pista está expedita”.
Expectativa
Era la tercera edición de las “200 Millas” y generó gran expectativa. De la carrera fueron parte grandes figuras del automovilismo nacional con los mejores coches de aquel momento. Y por el lado local se esperaban que algunas figuras dejaran su marca entre aquellas nacionales en una prueba tan exigente. Para entender la trascendencia que tenía la competencia podemos decir que tres de cada cuatro competidores eran de fuera de la provincia. La prueba había sido pospuesta una semana, del 10 de julio original, permitiendo con ello la inscripción de figuras de relevancia. Los pilotos que llegaron a la provincia lo hicieron por tren en diferente horarios y en los dos días previos a que se disputó la carrera. El recorrido del circuito tenía 5.483 metros por lo que se debían correr dos tandas de clasificación, o series, con 11 y 10 competidores por tanda. Esas series, con 14 vueltas o unas 50 millas, clasificaban a los que pasaban a la final. La tanda final tenía 30 vueltas, poco más 100 millas, con lo que se cumplían las 200 millas de la carrera que estaba supervisada por el Automóvil Club Argentino.
Cabe recordar que en la carrera de 1935, la primera, participaron apenas 10 vehículos y el ganador fue Zatuszeck. En 1936 la competencia tuvo 13 competidores y se la adjudicó Ernesto Blanco. En 1937 la carrera reunió 21 corredores.
El parque 9 de Julio era un centro de las reuniones automovilísticas a lo largo de aquellas primeras décadas del deporte. Ya había quedado atrás la primera competencia oficial, bajo el control del Automóvil Club, hecho ocurrido el 11 de noviembre de 1928. El circuito que se implementó en aquel año se siguió utilizando en los siguientes y fue la sede de las ediciones de las “200 millas de Tucumán”. Se utilizaron las calles de los alrededores del parque.
Historial
Tucumán era número puesto en el calendario automovilístico argentino. Las competencias se habían iniciado en 1924 con la primera carrera en el circuito que une San Pablo con Tucumán. Aquella carrera fue ganada por la dupla de Leandro Naranjo y Julio Fonio con el Hudson número 6 en la categoría fuerza libre con dos horas 45 minutos y 1.200 pesos de premio.
En los tres años siguientes, 1925, 1926 y 1927, se efectuaron una competencia por año. Pero en 1928 la provincia recibió dos fechas automovilistas una en mayo y la de noviembre que se desarrolló en el circuito del parque. Esta última competencia fue la primera controlada por el Automóvil Club Argentino, convirtiéndola en la primera en ser oficial y de homologación internacional. Fue ganada por el volante porteño Raúl Riganti con un auto Hudson en la categoría “fuerza libre” el 11 de noviembre de 1928.
La jornada reunió tres carreras, la ya mencionada y dos destinadas a autos standard, chicos y grandes. Ambas categorías fueron ganadas por Germán Rivera con Ford. Ese día, que había generado mucho entusiasmo en los fanáticos del automovilismo tucumano.