ACTÚA HOY

• A las 22, en el Teatro Mercedes Sosa, San Martín 479.

Cuando la música digital invadió el mercado y luego golpeó de lleno a la industria, la venta de Cd’s físicos cayó en picada. Poco o nada pasó a importar el soporte material en este tiempo. Parecía que el negocio discográfico se terminaba.

Rolling Stones, U2, Madonna, Beyoncé, Depeche Mode y las grandes bandas salieron entonces de los estudios de grabación y emprendieron enormes giras por todo el mundo, que les dieron millonarias ganancias. Había cambiado la lógica empresaria y las formas de obtener dinero.

En la actualidad, en los tiempos de las redes sociales, los likes, la cantidad de seguidores y de visitas a un sitio son un dato de primer orden; luego se traduce en el negocio. “Todo pasa hoy por las redes sociales. Estudié y practico mucho con las rimas, y en las batallas de gallos es como que estás a punto de subir a un ring”, le dice Lit Killah a LA GACETA durante una entrevista. “Hay otra forma de escuchar la música”, añade como una afirmación que es una regla para su generación.

El freestyle y el trap tienen su propio público en esta ciudad; el duelo de raperos, por ejemplo, se puede ver en cualquier plaza tucumana. Mauro Román Monzón (Lit Killah para sus seguidores) tiene 19 años; comenzó su carrera artística en espacios públicos. Ahora, en Instagram, tiene 2,3 millones de seguidores; en Youtube, 2 millones y en Twitter, 200.000. Sus temas como “Apaga el celular”, “Destroy”, “Bufón” y “Si te vas” acumulan decenas de millones de visitas. Su estilo pasa del trap común a mezclar su sonido con piano y trompetas. Hace pocas semanas presentó “Eclipse”, una canción de desamor donde se lamenta y le pide perdón a una chica por no valorarla, tema que también fue un suceso con las visitas a sus redes sociales. Hoy estará en vivo en el teatro Mercedes Sosa.

- ¿Cómo es tu trabajo?

- Actúo todos los fines de semana y en distintas partes del país, desde Jujuy a Tierra de Fuego. Hay shows interminables, con mucha actividad; tres o cuatro presentaciones. En cuanto al público, es verdad que es muy juvenil, es como un sub 20 o un poco más, pero porque es un género más de moda y es muy nuevo aquí. Mucho se mueve por las redes sociales, pero hay que estar en el escenario también. En estas presentaciones estoy con el Dj y alguien que me hace coro, pero estoy solo frente al público. Cuando le agarrás la mano es más fácil, pero nunca es simple. Lo que pasa es que vengo del freestyle donde todo se expone a la gente...

- ¿Abandonaste el freestyle? Son como payadas...

- Dejé de competir hace alrededor de un año, pero sigo haciéndolo por internet, practico ante todo... Son batallas, verdaderas luchas ante la gente. Sí, son payadas, pero con otros ritmos, y letras... Para mí lo que vale es la improvisación, el juego de palabras, en eso me ejercité mucho; es el 100%. La rima es fundamental en lo que se le dice batalla de gallos. Te la pasás insultando arriba, pero abajo del escenario todo está bien, porque son peleas verbales. Es como que estás subiendo a un ring. Aquí se lo toma como un deporte también.

- ¿Dónde comenzaste a hacer música?

- Soy de González Catán, del sector oeste de la provincia de Buenos Aires. Después de ver por internet el género fui a las plazas a participar, ahí está mi origen y no sabía que iba a explotar así. El artista que más me marcó fue Eminem, pero después pasé por muchos estilos de música. Primero, fue la métrica, o sea, mi estilo para rapear. También el doble tempo, que es cuando acelerás la palabra en una metralleta, y el flow, el estilo para fluir en el rapeo. De esas plazas pasé a otras y luego al centro. En todo lo que hago trato de ser completo y de aprender. Ahora estoy yendo a clases de canto para perfeccionarme y usar técnicas que nadie usa. Para hacer una canción se necesitan emociones y sentimientos. El trap es un subgénero del rap con mezcla con el pop y otros ritmos. Es muy moldeable, por eso es que hay situaciones distintas según los países. Aquí va mucho con la electrónica y el pop. Más que música para bailar es para disfrutar.

- ¿La popularidad te molesta?

- La gente sí me reconoce mucho en la calle, además de lo que sucede en las redes... No estoy pendiente de todo eso; al principio es difícil de sobrellevar, se me complicó, pero después te vas acostumbrando y ya no me cuesta tanto. Llevo muchas horas al día viendo cosas por internet, grabando, estudiando rimas. En cualquier momento regreso a las batallas y a las competencias.