"En la NASA hay un convencimiento de que la próxima huella en la Luna será de una mujer y está trabajando para ello”, afirmó Adriana Ocampo, directora del programa Nuevos Horizontes de la NASA.

En una entrevista con Télam, recordó que el haber visto por televisión el alunizaje del Apolo 11 cuando era una adolescente  le despertó su vocación espacial.  Una mujer podría estar pisando la luna a mediados de 2020, el entrenamiento de las astronautas y la preparación de infraestructura ya están en marcha.  

Destacó que la agencia espacial fue cambiando mucho en cuanto al porcentaje de mujeres que trabajan allí, una cifra que fue aumentando con el tiempo, y remarcó que en la actualidad "hay una gran mayoría en posiciones de liderazgo".

La observación que hace Ocampo de esa evolución le resulta posible por sus más 40 años de trabajo en la NASA, lugar al que quiso ingresar cuando tenía 13 años, luego de haber visto por televisión la llegada del hombre a la Luna.

"Me acuerdo que vivíamos en Buenos Aires y había un solo televisor para todo el vecindario, entonces nos reunimos todos para ver el alunizaje", describió la mujer, que nació en Colombia pero pasó su infancia en Argentina y estudió en una secundaria de la localidad bonaerense de Vicente López.

Adriana Ocampo. FOTO TOMADA DE SOLAR SYSTEM NASA

Después de la transmisión, recuerda que aquel 20 de julio de 1969 se subió al techo de su casa a mirar "esos puntitos de luz en el cielo y a observar la Luna".

La misión del Apolo 11 "fue un sueño concreto y de esos acontecimientos que todos nos acordábamos de qué estábamos haciendo", enfatizó.

El "impacto" que le causó aquel hecho la llevó siendo una adolescente a tomar la decisión que marcó su vida: "Quería trabajar en la NASA y les escribí una carta diciéndoles eso y que me mandaran información".

"Hice la carta sin ponerle dirección, solo escribí en el sobre 'NASA. Estados Unidos', y lo extraordinario fue que les llegó y me respondieron", destacó.

En los inicios de los años 70, sus padres comenzaron el proceso para mudarse al país norteamericano y finalmente se fueron a vivir allí, casualmente cerca del Laboratorio a Propulsión (JPL) de la agencia espacial, en Pasadena.

"No sabía inglés pero lo primero que pregunté fue dónde había un centro de la NASA, y en ese entonces tenían un programa espacial para estudiantes y ahí pude ingresar como asistente técnica, la posición más baja", recordó.

Así el JPL se convirtió en su "segunda casa", donde trabajó por más de 30 años y hasta aplicó para ser astronauta, pero algunos requisitos de ese tiempo no le permitieron ser seleccionada. 

De aquella misión del Apolo que vio por televisión junto a todos sus vecinos cuando era una adolescente, luego pudo observar de primera fuente imágenes y muestras recolectadas por los astronautas, que le despertaron la motivación para tratar de entender la formación de los planetas y cómo se dio la vida.

"Veo a América Latina con tanto potencial y Argentina tiene a la Conae (Comisión Nacional de Actividades Espaciales) que es muy buena y con la que tenemos una colaboración muy fuerte", recalcó.

En este sentido, subrayó que "la ciencia es parte de la solución para los desafíos que los países enfrentan" y agregó que "las soluciones están ahí si tenemos más gente involucrada en profesiones científicas y técnicas".

La próxima misión lunar en que trabaja la NASA, planificada para mediados de 2020, será no solo para explorar el satélite sino también para establecer la "presencia permanente", contó la directiva.

"Esta vez vamos a retornar para quedarnos y ya se eligieron ocho compañías que van a ayudar a crear la infraestructura, los módulos donde las tripulaciones podrían vivir en la Luna", concluyó.