E l mercado laboral tucumano cruje. Los recientes datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) constituyen una fotografía que bien puede haber sido tomada en 2017, otro año como un nivel de informalidad elevado para el distrito. La falta de financiamiento para el sector privado (más bien un nivel de créditos con tasas elevadas) ha puesto en jaque no sólo a las pequeñas y medianas empresas, sino también a grandes empresarios. Hay algunos ingenios cuyo inicio de zafra es incierto con lo avanzado de la temporada. La caída de los niveles de actividad van de la mano con esta situación. Y las proyecciones privadas no son alentadoras en este sentido.

Para el tercer trimestre del año, la Encuesta de Expectativas Neta de Empleo (ENE) de ManpowerGroup muestra que la recuperación del empleo se focaliza en las grandes zonas productivas. Los empleadores reportan la ENE más débil en las regiones del NEA (Noreste), NOA (Noroeste) y Patagonia, con (-1%), indica el diagnóstico de la consultora. En esta parte del país, el sector vinculado con la agroindustria le está pasando factura de la fatiga que padecen las fábricas ante la baja demanda y la falta de financiamiento. Algo parecido le sucede a los supermercados de Emilio Luque. Sus empleados siguen con el Jesús en la boca frente al proceso de reestructuración que hará la compañía y que el empresario ya formalizó ante la Secretaría de Trabajo bajo la figura del Procedimiento Preventivo de Crisis. De acuerdo con la legislación vigente en la Argentina, ese es un paso previo a la comunicación de despidos o suspensiones por razones de fuerza mayor, causas económicas o tecnológicas. Luque señala que ese ajuste implicará también una reformulación del negocio, a la espera de algunas ofertas.

La falta de trabajo ha quedado evidenciada en el primer trimestre, con el regreso de los dos dígitos a un indicador difícil de revertir: la desocupación. Pero a los 42.000 desempleados registrados en el primer trimestre del año se les suman otros 84.000 casos de personas que, pese a tener un trabajo, no les alcanza el ingreso para llegar a fin de mes. Se trata de la población ocupada demandante de empleo, que activamente busca otro puesto.

Un reciente informe de la Secretaría de Trabajo de la Nación da cuenta de que, en Tucumán, la proporción de trabajadores asalariados informales del sector privado asciende al 49% y dentro de estos el 70% son trabajadores ocupados en unidades productivas informales, es decir que la totalidad de sus trabajadores se encuentra sin registro en la seguridad social. Los trabajadores ocupados en casas particulares representan el 10% del total de los asalariados y los que están sin registrar ascienden al 85%, remarca el diagnóstico oficial. Dentro del 66% que corresponde a trabajadores por cuenta propia informales, en su mayoría son trabajadores de oficio sin capital (46%), es decir que se podría pensar que desarrollan actividades laborales de subsistencia, asimismo existe un 16% de cuenta propistas informales que desarrollan actividades de calificación profesional y técnica. Por último, se observa que dentro del grupo de los cuentapropistas informales, los que poseen capital representan el 38% de esta categoría.

El índice de desocupación juvenil también muestra la vulnerabilidad de esa población a la informalidad. El 21% de las personas de hasta 29 años no accede a un empleo. Pero hay que mirar también otra arista del mismo problema: dentro de la población económicamente inactiva, vale la pena considerar las diversas situaciones de la población joven que no trabaja ni busca trabajo y que tampoco estudia (representan el 19% de los jóvenes inactivos). Según el análisis del área laboral nacional, en muchos casos y, especialmente entre las mujeres, cumplen un rol fundamental en sus familias, es decir, tareas de cuidado y/o del hogar que permiten que otros miembros puedan tener una participación activa en el mercado de trabajo.

El problema laboral es viejo, pero no permite pensar con claridad hacia el futuro. Los jóvenes están pagando las consecuencias de la falta de políticas (públicas y privadas) que alienten la empleabilidad de largo aliento. Aquel futuro necesita acciones del presente,