ACTÚAN HOY
• A las 21 en la Casa de la Cultura, Las Higueritas 1.850, Yerba Buena.
Cumplieron poco más de un año, pero parece mucho más tiempo por la intensa actividad que tuvo Demodée. Su aparición refuerza la presencia de la mujer tucumana en el jazz, en su caso con versiones propias de clásicos del género en los que las voces femeninas se lucen.
No es casual, entonces, que el grupo anticipe hoy el Día Internacional del Jazz (se conmemora el martes) en un festejo que se hará en la Casa de la Cultura de Yerba Buena. En ese espacio, Valentina López Salas, Majo Herrera, Jimena Peñalba y Juli Villavicencio estarán respaldadas desde los instrumentos por Leo Vera, Carlos Brovia, Miguel Plaate, Dana Yalour y Alejandro Ruso. Como invitado especial abrirá el show el saxofonista Miguel Peralta con sus alumnos.
López Salas cuenta la historia de la banda. “La propuesta surgió en febrero del año pasado por Martín Alves, que ya trabajaba conmigo; yo solo hacia pop y me incitó a incursionar en el jazz junto a Jime y a Lucía Marino, quien ya no forma parte de Demodée, para tener tres registros y coloraturas vocales distintas, con una base dinámica que pudiera combinarse de varias formas y sumar gente. Al irse Lucía, apareció Majo; July ya había compartido escenario con nosotras y se quedó. El proyecto de inclusión sigue con una gran cantidad de cantantes en proceso de formación”, detalla.
La juventud de las vocalistas se ve, se escucha y se confirma con edades que van entre los 17 y los 35 años. “Hay un recambio generacional en el jazz tucumano. Cada vez veo más gente joven que se acerca, con nuevas propuestas y un repertorio diferente al que se escuchaba. Nosotras veníamos de otros ámbitos: funk, pop, rock y hasta clásico lírico”, señala Villavicencio.
A criterio de Herrera, ese recambio “responde a una movida a nivel global, porque desde hace ya algunos años el jazz se volvió más popular gracias a bandas que reversionaron canciones de todas las épocas con otros ritmos, como el funk o el soul; eso marca una gran apertura a distintos niveles interpretativos en donde juega un papel fundamental la inspiración de los músicos y las voces y matices al trabajar las armonías”.
Peñalva se suma a las ideas de sus compañeras con la premisa de que “no trabajamos desde el purismo, sino que intentamos fusionar géneros y épocas en la interpretación”. “Es difícil mantener un solo estilo, ya que nos caracterizamos más que por lo que cantamos. Buscamos hacer versiones nuevas, inéditas, con elementos de todas las décadas, desde Ella Fitzgerald o Nina Simone hasta Karen Souza. Intentamos hacer un mix explosivo donde cada una de nuestras voces encaje para tener un resultado único, novedoso y con un ritmo que penetre al público, porque nos encanta descubrir nuevos sonidos y combinaciones”, agrega.
No tienen referentes en su búsqueda, más allá de que el nombre de Ligia Piro se destaca en lo nacional y las bandas Bourne Sweet Hearts, Scary Pockets y Postmodern Jukebox, en lo internacional, “Nos centramos mucho en artistas con influencias de la música negra en particular”, admite Herrera.
Acerca de identificarse especialmente con un momento del jazz, López Salas reivindica a las grandes bandas de swing y sus standars, junto a su gusto personal por las comedias musicales. Peñalva aporta que la presencia femenina en todas las etapas es una demostración de que nunca estuvo vedado a las mujeres: “me atrevería a decir que el jazz cantado por mujeres se escucha hasta más melodioso y más sensual que en los hombres e intentamos trasladar a nuestra música la delicadeza y la femineidad, desplegando la sensualidad y la elegancia que el género requiere”.
Las palabras finales son de Villavicencio. “Vamos integrándonos de a poco a la escena local, ya que al ser una formación numerosa, de nueve miembros, no es fácil encontrar el ámbito adecuado para presentarnos. Creo que estamos llegando a la gente y ven lo que queremos mostrar: que el jazz es para todos, que puede ser interpretado de manera actual y novedosa, elegante y armonioso”, concluye.