“Llegué el jueves. A toda mi familia la pude ver al día siguiente”, contó María Núñez, que dejó el encuentro con las amigas para la semana. Al revés fue lo de María de la Paz Corbalán. “Estuve un rato con mi familia y ya me fui con mis amigas”, comentó “Chuchi”. El orden, diferente, de la celebración en tierras tucumanas no alteró el resultado: las dos festejaron -y lo siguen haciendo- el título que consiguieron con Boca en la Liga Femenina Nacional hace cuatro días en “La Bombonerita”.
Las repercusiones no dejan de llegar a las redes sociales de las tucumanas que animaron una apasionante definición ante San Lorenzo. Mucho tuvo que ver que la final fue televisada por primera vez para todo el país. Además, la final llegó hasta el tercer partido, luego de que Boca comenzó perdiendo la eliminatoria. “Recibí un montón de saludos y mensajes, incluso de gente que no conocía”, comentó con sorpresa Núñez.
“Todas vieron el partido. Mis amigas me preguntaban sobre el último partido y de mis compañeras de equipo”, contó Corbalán sobre los primeros diálogos con las amigas que el Colegio Santa Rosa le dejó. No es extraño que las preguntas se las lleve el último partido, ya que “Las Guerreras” comenzaron en desventaja y luego pudieron dar vuelta el juego, no sin antes sufrir ante “Las Matadoras”, que contaron con la aguilarense Aylín Pereyra.
“Me puso muy contenta saber la cantidad de gente que sigue a Boca y al voley; me encantó”, dijo Núñez. La central “xeneize” disfrutó el primer almuerzo familiar como campeona con humita de menú y la compañía de sus tres hermanos; su mamá, Eugenia; su papá, Eduardo y su abuela, Victoria. “Estaba ansiosa por volver”, reconoció Núñez.
“Volver me recarga las pilas para comenzar de nuevo de la mejor manera en Buenos Aires. Pero en Tucumán, nunca se descansa, je”, comentó “Chuchi”, a la que no le alcanza el tiempo para ver a sus seres queridos cuando visita la provincia.
La estadía de las campeonas en el “Jardín de la República” podrá extenderse durante toda esta semana. El club “xeneize” liberó al plantel, pero cada una tiene que responder a sus obligaciones de estudio. “El miércoles vuelvo porque tengo que ir a la facultad”, indicó su fecha de regreso Corbalán, estudiante de kinesiología en la UBA. “Tengo unos días de vacaciones. El 13 de mayo comienzo a cursar en un instituto de gastronomía”, contó Núñez que “cocina” su futuro a la par de la red alta, al igual que Corbalán.
PUNTO DE VISTA
Siempre les tuve fe, pero estoy sorprendido
Ambas nacieron en Fundarte y las entrené durante muchos años. A María la tuve de 2010 hasta fines de 2014 y a “Chuchi” desde que iba a verlo jugar al padre con el equipo de entrenadores que LA GACETA bautizó en una nota como el de los “viejitos piolas”. De Corbalán lo primero que se me viene a la cabeza es el fanatismo por el club. “Chuchi” se quedaba hasta las 23 jugando con alguna pelota. Me acuerdo que su mamá nos llamaba y nos pedía que le digamos que se saque la remera del club porque dormía con ella y después se iba al colegio con la camiseta debajo de la camisa. De María, mi primer recuerdo es que había una flaca muy alta saliendo de la Escuela de Comercio con el delantal. Me acerqué y la hablé para que comience a entrenar. A la tarde, ya estaba con la madre en el club. En el entrenamiento siguiente, empezó y, a la semana, ya la teníamos federada. En lo técnico, Córbalán es una jugadora más baja, pero muy explosiva que siempre se caracterizó por el ataque y María es una jugadora más alta, con muy buen bloqueo y una capacidad de defensa que es un poco atípica para su altura. Siempre les tuve fe, pero me sorprende donde están; es el nivel más alto, tienen mucha participación en el juego siendo jugadoras bajas en promedio.
Martín Zamora
Primer Entrenador-DT de las Inferiores en Ciudad de Buenos Aires