Dice la historia que Boca fue el primer club argentino que invirtió en una cancha de césped sintético artificial de la categoría dos estrellas. Eso sucedió allá por 2012 y en ese tiempo, la superficie adquirida era la más importante a nivel mundial. Desde aquellos tiempos, el equipo jugó partidos en sintético en México, Costa Rica y EE.UU, entre otros países. Anoche, en el estadioArena do Baixada de la ciudad de Curitiba, en el estado de Paraná (Brasil), volvió a hacer contacto sobre una alfombra verde. Y no le fue bien. En el partido ante Atlético Paranaense, por la fecha 3 de la fase de grupos (en este caso, el G), de la Copa Libertadores, perdió 3 a 0, con goles del santafesino Marco Ruben.

Cuando hace más de siete años el “Xeneize” instaló el césped sintético, lo hizo en Casa Amarilla. Luego de aquel primer paso, muchas cosas pasaron en el mundo Boca, que hoy cumple 114 años de su fundación. Entre ellas, que ahora hay sintéticos, pero de una nueva generación, en el predio del complejo de Ezeiza. Allí hay dos canchas de este tipo, sitios que fueron ideales para preparar este inusual desafío en Curitiba, en un campo que se vio perfecto, y en el que hubo que jugar más a ras del piso para evitar que la pelota pique demasiado.

Los “Xeneizes” mostraron su adaptación al principio, y propusieron orden, sacrificio y presión. Pero Paranaense no se quedó quieto. El partido se hizo de ida y vuelta. Y a los 34’, Ruben gritó gol, ante una defensa que se desconcentró. En el complemento, lo frenético no tuvo freno. Roni se convirtió en un demonio y sirvió a los 24’ el pase para que Ruben facture de nuevo. Y 11 minutos después, el santafesino marcó de nuevo. Impecable.

Desde que en 2016 la directiva de Paranaense decidió levantar el césped natural y poner uno ciento por ciento artificial, el equipo se hizo muy fuerte de local y lo certifican sus participaciones internacionales: jugó la Copa Libertadores de 2017 y la Sudamericana de 2018 (que ganó). Anoche, dio otra muestra de empoderamiento.

Boca, que venía de sumar 30 puntos en 13 partidos oficiales entre la Superliga y la Libertadores, esta vez sufrió sin remedio en lo sintético y cayó, paradójicamente, de forma natural.