Episodio I: El despertar de los alumnos

“Luke Skywalker tiene serios problemas con las matemáticas: no la ve ni cuadrada, ni cúbica. Por eso se refugia en un planeta muy lejano, en el borde de la galaxia, llamado Facultad Regional Tucumán, UTN, donde se rumorea que existe una orden de alumnos-jedi dispuesta generosamente a resolver todos los problemas de Física II. Sí, esa materia más densa que la propia materia oscura. El parcial está próximo y Luke está en problemas ... ¡y con problemas! ¿Podrán los alumnos-jedi auxiliar a Luke?”

El desafío del profesor Blas de Haro Barbás de Física II, del 2° año de la carrera de Ingeniería en Sistemas de Información, está lanzado. Sus alumnos se miraron extrañados. Perfecto. Había logrado captar su atención. “Llevaba varios años ejerciendo la docencia y veía poco interés y falta de motivación en mis alumnos. Notaba que para ellos las clases se hacían tediosas y aburridas. Entonces quise cambiar un poco el dictado y se me ocurrió un sistema gamificado, es decir, incorporar un juego en la clase”, explica el docente.

Créditos “galácticos”

Hasta ahora, a ningún profesor de la Facultad Regional Tucumán (Universidad Tecnológica Nacional) se le había ocurrido acudir a los juegos virtuales para “enganchar” a los alumnos. Mucho menos de nivel universitario. Después de conseguir la debida autorización del director de la carrera, De Haro Barbás pudo ver lo que nunca había imaginado: cómo esos ojos dormidos empezaban a brillar. El silencio y los rostros largos se convertían en risas y adrenalina. La competencia, el entusiasmo, el trabajo en equipo ya estaban en marcha. Así nació la materia “Física II y Star Wars” y casi de inmediato los chicos adoptaron otra postura pedagógica. A los pocos meses todos habían aprobado la materia.

“Lo que hice fue adaptar los tradicionales ejercicios de Física al mundo Star Wars. Los alumnos tienen que resolver desafíos individuales y grupales, en los que van recolectando créditos galácticos y se arma un ranking con los alumnos. Luego, pueden canjear esos créditos por diferentes ayudas para el parcial, por ejemplo: una fórmula o pistas para resolver un determinado problema, una pistola láser para eliminar un problema, sin que eso disminuya el puntaje total; 0,5 puntos más a la nota del parcial, entre otras ventajas. La idea es que se motiven para ganar esos créditos y así obtener beneficios en la materia. Es un sistema de premiación por el esfuerzo”, explica el docente, que a poco de comenzar con su revolucionaria idea despertó el interés de otros profesores.

Así logró entusiasmar a la docente de biología María Belén Parra, de un colegio privado. En base a la idea de De Haro Barbás, diseñó un proyecto de juegos de mesas para enseñar ciencias. “Los juegos son totalmente originales y son los únicos juegos de mesa de Física, que conozco, creados por nosotros”, cuenta el docente. “Actualmente tenemos cuatro juegos de Física y uno de Biología pero están a punto de salir otros tres; uno de ellos será sobre la Batalla de Tucumán para enseñar historia”, anticipa. Los juegos también se están usando en la carrera de Física de la Facultad de Ciencias Exactas.

Cómo son los juegos

“Dentro de la materia Física II se tocan temas sobre electricidad, magnetismo y óptica, y esto me da pie para enganchar con problemas ambientados en Star Wars como calcular el campo magnético que genera cierta nave, o la corriente que circula por los circuitos de R2-D2 el famoso robot, o la frecuencia de las ondas electromagnéticas que hay que generar para enviar un mensaje entre planetas”, detalla el profesor Blas.

Llegar a ser jedi

Los alumnos pueden ganar créditos galácticos de distintas maneras: resolviendo desafíos individuales o grupales, aportando material en clase o participando en el aula y también ocupando los primeros lugares en el ranking. “Dentro de ese ranking que leo en clase a cada alumno asocio un avatar relacionado con la película. Todos quieren llegar a ocupar puestos de jedi, se arman situaciones muy divertidas”, cuenta entusiasmado.

Tradicionalmente la materia se dicta con una clase de teoría en la que se explica el tema y otra práctica en la que se resuelven los ejercicios. “Yo veía que los chicos mostraban poco interés, no resolvían los ejercicios y llegaban al parcial con muy poco estudio. No llevaban la materia al día. Con la implementación del juego, logré que lean material extra, que busquen información para resolver los desafíos, y que la traigan al aula para compartirla con los demás, porque eso les generaba créditos. Así conseguí que lleguen al parcial con más estudio”, dice.

Los resultados se reflejaron en los números. Históricamente Blas tenía un 20% de alumnos aprobados en los parciales. Con la incorporación de los juegos el porcentaje ascendió al 60% o 70%, reconoce con indisimulable satisfacción. No sólo aumentaron las notas sino que además mejoró el clima en el aula, la predisposición de los chicos para aceptar las propuestas del profesor y la participación de los alumnos.

> En el colegio, la prueba de evaluación se convirtió en juego de mesa

Sonaba el recreo y nadie se movía. El entusiasmo fue total en los colegios donde se incorporaron los juegos de mesa como herramientas pedagógicas para las clases de Física y de Biología. “En algunos cursos usamos el juego como disparador del tema, en otros luego de explicar la teoría o en lugar de un práctico. Hasta lo utilizamos como medio de evaluación”, dice el profesor Blas de Haro Barbás.

“Era increíble la cara de los chicos cuando en lugar de decir vamos a hacer ejercicios, decíamos vamos a jugar. Ahí cambiaba todo el clima del aula. Los chicos discutían de Física y se olvidaban del celular por unas horas. Después nos pedían que traigamos los juegos de nuevo. Sonaba el timbre y preguntaban ¿ya terminó la hora?”, cuenta sin dejar de asombrarse el docente, que comparte su pasión con la profesora de Biología Ana Belén Parra.

“Tuvimos muy buenos resultados en las notas de los chicos y en la llegada con los temas. El juego es una herramienta poderosísima para enseñar. Los alumnos aprenden mucho más cuando las utilizamos en el aula”, dice convencido.

Los resultados en la clase de Biología fueron tan buenos como los de Física. “Comenzó con un juego de síntesis de proteínas, un tema que siempre fue difícil para los alumnos pero con el juego cambió bastante la mirada”, dice.

Seis opciones

Para Física se utilizan: “Ruta 40”, una carrera para ver conceptos de velocidad y aceleración; “Joule Park”, una montaña rusa que permite comprender conceptos de energía mecánica. Con “Vectorium” se estudia la ley de Newton, fuerza y aceleración y con “Termomundo”, unas locomotoras que se mueven a vapor, conceptos de energía calórica. En Biología “El código” muestra la formación de cadenas de proteínas y “Faunitopia” hace conocer los animales en peligro de extinción en la Argentina.