BUENOS AIRES.- El banquero Sebastián Eskenazi, hijo del exaccionista de YPF y dueño del Banco de Santa Cruz, recibió el dinero negro que manejaba Daniel Muñoz, el secretario de Néstor Kirchner, según afirmó ante la Justicia Víctor Manzares. El ex contador de la familia presidencial estimó además que en la Argentina se lavaron entre U$S 130 y 150 millones. A la cifra deben sumarse unos U$S 70 millones invertidos en el exterior, según reconstruyeron fuentes judiciales.
Eskenazi, mediante sus voceros, desmintió haber recibido ese dinero. “El Grupo Petersen denuncia que tal versión es falsa y maliciosa y forma parte de la misma maniobra de desprestigio que ciertos personajes oscuros intentan impulsar desde hace tiempo para ensuciar a la familia Eskenazi y al Grupo Petersen, luego del fallido intento de extorsión del año 2017, por el cual están procesados por la Justicia”, señaló la empresa a través de un comunicado.
Manzanares declaró durante tres días ante el fiscal Carlos Stornelli. Sugirió que los fondos pertenecían en rigor a Kirchner, reveló cómo se ocultaba la plata en casa de la madre del ex presidente y habló de las maniobras de lavado de dinero que realizó Muñoz.
Su primer contacto con el dinero, según relató, fue en 2006, cuando se encontró con Muñoz en Río Gallegos. El secretario le preguntó si podía guardarle por unos días unos 15 bolsos y mochilas porque habían tratado de robárselos. Cuando Manzanares le preguntó qué contenían, Muñoz lo miró con asombro y le dijo que no era otra cosa que dinero. Le ofrecieron entonces entrar en el negocio.
Manzanares dijo que se tentó y guardó en un entretecho de su casa los bolsos y mochilas. Algunos tenían candado. Había en total entre U$S 20 millones y U$S 30 millones. Sabía que lavaba dinero negro. Al poco tiempo puso U$S 8 millones en una caja de seguridad de su padre en el Banco de Santa Cruz, pero en un momento Muñoz decidió retirar todo el dinero del sur y lo llevó por tierra a Buenos Aires. El arquitecto Luis Gugino se encargó del traslado y le entregó el dinero a Eskenazi en Buenos Aires.
El contador relató además que Muñoz le contó que había un lugar en Buenos Aires, cuya ubicación exacta no pudo precisar, cuya llave sólo la tenían él y Eskenazi. El contador calculó entonces que la fortuna que movió Muñoz no se limitaba a los U$S 70 millones en propiedades que compró en Miami y en Nueva York, sino que ascendía a unos U$S 130 millones. En otro tramo de su declaración Manzanares eleva esa cifra a U$S 150 millones. (La Nación)