Lo que hoy es el Museo Jesuítico de La Banda, en Tafí del Valle, fue el casco de una vastísima estancia fundada por la Compañía de Jesús, que había adquirido las tierras en 1716. El centro de la construcción es la capilla, que data de 1718 y que se mantiene prácticamente original hasta la actualidad. De hecho, todos los sábados a las 18 se celebra misa allí, aunque ya no de espaldas ni en latín como lo hacían los padres jesuitas. Debajo del altar todavía se conserva un túnel; se cree que lo usaban los sacerdotes para huir de los indios Quilmes.

UNA POSTAL TRISTE. En primer plano, el cartel oxidado que señala la presencia del museo; atrás, el edificio con su techo cubierto por plásticos.

Luego de 50 años de intenso trabajo y evangelización en el valle, los jesuitas fueron expulsados. El vasto fundo se dividió en varias partes y los terrenos donde hoy está el museo fueron adquiridos por Julián Ruiz de Huidobro. En 1816 adquirió esos bienes José Manuel Silva, quien posteriormente fuera gobernador de Tucumán.

LUIS MAZA. El funcionario es el director de Turismo de Tafí del Valle.

A partir de 1830 la estancia original comienza a sufrir una serie de modificaciones y ampliaciones. Por sus habitaciones pasaron grandes personalidades históricas, como el presidente Nicolás Avellaneda y varios gobernadores de la provincia.

Expropiación

Recién en 1973 el Estado provincial expropió a sus dueños privados todo el conjunto patrimonial. La compra se produjo con todos los bienes y muebles que había dentro. Por eso, hoy el museo pueden verse objetos, piezas artísticas y vestuario de los padres jesuitas, que se mezclan con los recuerdos de las familias Ruiz Huidobro, Silva y Frías Silva, que habitaron el lugar.

JÉSSICA YAPURA ASTORGA. Hija del intendente y funcionaria municipal.

En 1977, mediante la Ley 4.783, la Provincia transfiere a la Municipalidad de Tafí del Valle el conjunto Jesuíco La Banda, con sus instalaciones, y bienes muebles e inmuebles. En 2019, el edificio presenta un deterioro que preocupa y hay incertidumbre con respecto su futuro.

“En lugar de llevar vedettes en el verano, que inviertan en el museo”

“El museo de La Banda es propiedad exclusiva del municipio. Tienen el dominio, la titularidad del predio y la custodia de los bienes que hay dentro. Tienen la obligación de cuidarlos. Y si se rompen los techos, los tienen que arreglar. Muchas veces le he dicho al intendente que en lugar de llevar vedettes para los desfiles de verano, en los que se gastan fortunas por tres horas de espectáculo, invierta en ese museo, que es algo que queda para Tafí”.

Sebastián Giobellina, presidente del Ente de Turismo, no se guardó nada al momento de hablar del Museo Jesuítico de La Banda, en Tafí del Valle. Adelantó además que existe un gran proyecto elaborado por el Ente, presentado y aprobado por Turismo de la Nación, para una refuncionalización integral del sitio. “El proyecto que presentamos forma parte de un plan más grande que tiene que ver con el Camino de los Jesuitas en Argentina. Misiones y Córdoba ya recibieron sus fondos y lo hicieron y en Tucumán estamos a la espera. Es financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Pero hasta que eso suceda, los techos de paja los podría arreglar la Municipalidad sin problemas. Yo veo que hay desidia con este museo, que es tan importante para Tafí”, sentenció.

El proyecto del Ente de Turismo incluye obras de recuperación, restauración y construcción de instalaciones complementarias al conjunto original, para refuncionalizar el museo y agregarle valor a la colección que alberga. Incluye tareas edilicias, como la recuperación de muros y de techos de paja, chapa y tejas; y museológicas, con un replanteo de la visita y la incorporación de tecnología para modernizar la muestra. El plazo de ejecución estimado es de 12 meses.
“A diferencia de la Casa Histórica, este no es un museo nacional. Sí integra está protegido por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, lo cual le da un marco de conservación y es bueno que así sea. Pero eso no impide que puedan y que deban hacerse los arreglos para cumplir con la obligación de preservar el lugar. Lo único que tiene que hacer el municipio, antes de hacer trabajos ahí, es presentar el proyecto. Con la autorización, lo hace. Me parece excesivo hablar de $12 millones para arreglar techos y paredes”, finalizó Giobellina.