Cristina es una tabla de salvación. Tanto para los que la defenestran como para aquellos que la erigen en un eje para la unidad opositora. A conveniencia la arrastran desde las rejas de la cárcel al santuario de la política. Centralidad es la palabra que define su ubicación en el panorama nacional. El macrismo la necesita todo año en el banquillo de los acusados para terminar convirtiendo su nombre en sinónimo de corrupción para hacer campaña y polarizar con quien creen que es el adversario electoral que les garantiza el triunfo. Un sector del peronismo la necesita con la excusa de aglutinar las voluntades en un polo antimacrista para regresar al poder. Cristina, como se ve, tiene sus PRO y sus contras. El cristinismo es una necesidad existencial de propios y de extraños para sobrevivir según sus necesidades, intereses, especulaciones, oportunismo y conveniencias.

En Tucumán también se disputan a la ex presidenta, unos con mayor eficacia que otros, porque “mide” bien y porque hay que cooptar las simpatías que ella atrapa. La defienden decenas de partidos y de agrupaciones sociales -los chicos “K”- y la tironean entre Manzur y Alperovich -con sus satélites-, los mismos que hasta no hace mucho la negaban y ahora, como el resto, la necesitan por puro oportunismo político. La razón es poderosa, y tremendamente pragmática más que ideológica: Cristina es la dirigente nacional que mejor mide en la provincia, con un elevado porcentaje de adhesión, dato en el que coinciden oficialistas y opositores. Entonces, ¡cómo no mostrarse del lado de la ex jefa de Estado! Conviene. Suma a la causa electoral.

Ahora bien, si hay tantos simpatizantes y adherentes al cristinismo, ¿por qué no se constituye una opción “K” pura como una alternativa política y electoral que rompa la polarización en el peronismo oficialista entre manzuristas y alperovichistas? ¿Qué pasa con los chicos “K” en la provincia? Hay varias organizaciones que militan en esa corriente desde los orígenes mismos del kirchnerismo, sin embargo cada una sobrevive en su propio miniespacio y según sus propias convicciones, visiones e intereses sectoriales. Están dispersas, muchas manteniendo contactos entre ellas, pero navegando entre desconfianzas y personalismos.

Hay distintos niveles de kirchnerismos, como dice Parrilli. Encima, algunas están jugando con Manzur y otras con Alperovich. Las hay terceras que están en el medio, equidistantes, observando críticos el desenlace del proceso político-electoral. Agazapadas y a la espera de algún desenlace nacional que involucre a todo el peronismo, y también aguardando una señal de la líder.

El punto que debería ser de confluencia entre todos -el ser “K” o cristinistas puros- no pesa lo suficiente a la hora de pensar en la generación de una opción con fuerza electoral y política que entre a terciar; precisamente por la gran dispersión. Unas prefieren estar a “la sombra de ...”, otras optan por defender y centrarse en su identidad para mantener lazos directos con el comando táctico central. El año de las votaciones se les vino encima sin que los hallara consolidados, unidos, sólidos, en un mismo frente. Son muchos soldados, o batallones, que no pudieron conformar un ejército. Carecen de poder de fuego; según señala un observador interno, aludiendo a la poca penetración territorial o al número de votos que puedan captar. Como suele recordar un canoso “compañero” -ex funcionario él-, parafraseando al “Pocho”: con pocos se hace poco, con muchos se hace política.

Según un camporista, Máximo Kirchner habría bajado la línea de no jugar con el gobernador ni con el senador, y sugerido consolidar el espacio mirando hacia las PASO, y hasta pensando en candidatos propios a gobernador para las provinciales. Si fuera así, el hijo hablaría un idioma y la madre otro, ya que Cristina aludió a la necesidad de gestionar “acuerdos” en las provincias entre las expresiones de Unidad Ciudadana y los PJ locales con el menor nivel de conflictividad posible. Precisamente del planteo de la senadora se agarró el gobernador para pedir por la unidad de todos los peronistas y para invitar a Alperovich a una interna. ¿Abierta o cerrada? La pregunta vale para una ulterior observación.

Dada la dispersión de las fuerzas kirchneristas en Tucumán, por ahora no están en condiciones de aglutinarse en una expresión única de fuerza electoral, sino que están más en posición de sumarse a uno u a otro espacio, o bien de mantenerse con un perfil de independencia. Algunos, sabedores de que el cristinismo implica una oportunidad en la provincia, provocaron movimientos en torno de explotar las simpatías hacia la ex jefa de Estado a través de postular a candidatos del espacio. Así surgió el nombre de Vitar -Frente Grande- como candidato a gobernador por UC, aunque no como referente de todas las expresiones del kirchnerismo-cristinista en la provincia. Otras habían deslizado la posibilidad de que el diputado nacional camporista Marcelo Santillán también fuera postulado a la gobernación por ese espacio.

Vitar, funcionario del Ejecutivo, como se sabe, aceptó el convite de Manzur a participar de la interna peronista, con lo que –se supone- algunos kirchneristas se sumarían a trabajar por la reelección del gobernador. Santillán fue mencionado a fines de 2018 como un posible vice de Alperovich, alternativa que el propio parlamentario del Frente para la Victoria negó; aunque sí reconoció que su nombre se sostuvo como un posible aspirante a la gobernación. Sin embargo, para esa instancia, hay que aguardar, porque los chicos “K” están más a la espera de lo que resuelva y disponga Cristina, la única a la quien responden, antes de dar algún paso a nivel local. No pueden avanzar en nada que no vaya en línea con la conducción, so pena de afectar la estrategia nacional.

En fin, ¿qué harán las organizaciones “K”? En los últimos días, algunas agrupaciones del colectivo cristinista UC salieron a reivindicar el espacio y a poner cierta distancia del manzurismo y del alperovichismo. Por ejemplo, “El Yunque” -una organización integrada por ex alumnos del Instituto Técnico- recordó que UC fue una herramienta electoral creada por Cristina (integrada por el Partido de la Victoria, Nuevo Encuentro, Kolina y Frente Grande). Apoyan la unidad impulsada por el PJ local pero aclaran que quienes se autoproclaman como referentes de UC en Tucumán no lo son respecto del espacio nacional que lidera la ex presidenta. O sea, fijan distancia con el partido UC que se creó en la provincia por iniciativa de Hugo Cabral; lo que implicó una picardía política ya que se cambió en nombre de un partido por otro.

El Yunque, como otras organizaciones, no dio su apoyo a Manzur o a Alperovich, pero le pide algo llamativo al mandatario: que convoque a elecciones provinciales para el 11 de agosto, el día de las PASO. Entiende que probaría que su identificación con Cristina es real y no sólo una postura destinada a privilegiar sus intereses electorales provinciales.

En el fondo, pese a los videos y a las cartas suscriptas por el titular del PE reconociendo el valor político de Cristina en un proceso de consolidación de un polo antimacrista; los chicos “K” mantienen sus dudas. Las que sólo podrían ser despejadas -para ellos, claro- si Manzur no adelanta los comicios, o por lo menos los lleva al 11 de agosto –día de las primarias nacionales-, ya que eso demostraría que luego va a “jugarse” realmente por Cristina en la nacional. Es que temen que si se adelantan las elecciones provinciales, el Gobierno no se esfuerce después por Cristina. Es casi lógico. Una mirada práctica sobre la conducta peronista, pero que se centra sólo en la ex jefa de Estado y omite los efectos de una posible alternativa de unidad opositora nacional, con Cristina jugando allí dentro, siendo o no candidata. ¿Y si no lo es? Se pueden abrir mil especulaciones.

Estos sectores kirchneristas más puros están encorsetados a lo que resuelva la senadora, y se mueven según sus intereses. Para ellos, Manzur y Alperovich son elementos secundarios a los que hay que observar según la forma en que se relacionen con Cristina. Están más para jugar un partido nacional que para involucrarse en uno provincial.

Pero también están los otros, los que formando parte de Unidad Ciudadana han decidido apostar a uno u a otro. El Frente Grande, con Vitar a la cabeza, permanecerá en el espacio oficialista. Kolina, con la diputada Alicia Soraire va con Alperovich, al igual que el Partido Solidario, muy cercano a la legisladora Silvia Temkin. Están aquí y allá, y en ningún lado; cada espacio kirchnerista juega su propio partido atendiendo a sus interese; sólo los une la identificación con Cristina.

Pequeño detalle

Antes se habló de internas y de la invitación de Manzur a Alperovich. En el último congreso del PJ, los cristinistas de UC que están en el tren oficialista propusieron internas para dirimir las candidaturas provinciales, pero abiertas. El gobernador recogió el guante y desafió al senador a participar, aunque sin aclarar si esas elecciones partidarias serían cerradas o no. El detalle cobra valor a partir de declaraciones que hizo Alperovich a la radio FM La Patriada, y que fueran recogidas por Elparlamentario.com: “el gobernador Manzur ofrece una interna cerrada para el partido, no una interna abierta en la cual yo ya no tendría por qué decir que no”. El que quiera oír ...