El actor británico Albert Finney falleció ayer a los 82 años luego de padecer durante siete años cáncer de riñón. Tuvo su auge en la década de 1960 junto a los realizadores del “Free Cinema”, un movimiento de artistas ingleses que reaccionaron contra la artificialidad narrativa de Hollywood y el cine británico clásico.

Curtido en la obra de Shakespeare, Finney surgió como un gran rebelde al frente de elencos como los de “Todo comienza en sábado”, “Imprevisto pasional” y “Tom Jones, hombre de audacia” que le valió la primera de sus cinco nominaciones al Oscar que nunca consiguió. Otras fueron a mejor actor por “Asesinato en el Expreso de Oriente”, “El vestidor” y “Bajo el volcán”, y como secundario por “Erin Brockovich”, película por la que fue premiada Julia Roberts, quien le dedicó su galardón, ya que él jamás asistía a las ceremonias de la Academia.

Con el tiempo Finney adquirió una presencia robusta, afín a los actores de carácter británico. En 1980 rechazó la Orden del Imperio Británico y en 2000, el título de Sir, el más alto honor que concede la reina Isabel II, ya que consideraba que el sistema británico de condecoraciones “peca de esnobismo”. Se retiró de las pantallas y de la escena en 2011, tras anunciar su enfermedad.

Según comentarios de periodistas era muy difícil convocarlo ya que siempre quiso permanecer en la sombra. Para él, el trabajo del actor tenía el mismo valor que el de cualquier otro; y solía, en estos casos, usar como ejemplo a los albañiles.