ACTÚA HOY

• A las 22 en la biblioteca Manuel Belgrano (25 de Mayo 1.360).

Es difícil comprender a qué se refieren los integrantes de Golden Shag cuando hablan de música. Porque, para ellos, la música es algo que está en todas partes, que siempre ha estado ahí. Es lo material y lo espiritual. El individuo y el colectivo. Es un todo místico que el hombre trata de catalogar pero que los músicos de esta banda tucumana se empeñan en ratificar de que se trata de un trabajo en vano. Porque la música es lo que les ha dado la vida, lo que los ha librado del mal, lo que los ha convertido en lo que son: un grupo aferrado a lo ecléctico, a lo diverso... a la fusión. Ese es realmente el sello distintivo.

“Nos conocimos haciendo zapadas. Cada uno venía con su propia mochila artística y, poco a poco, nos fuimos amoldando hasta conseguir nuestra propia voz”, señaló el tecladista David Álvarez, quien integra la banda desde sus orígenes, junto con Nacho Barrionuevo (saxo tenor), Joaquín Álvarez (batería), Santiago Cáceres (percusión) y Ricardo Pulgui Gor (bajo).

Y esa voz que encontraron es clara, aunque bastante difícil de encasillar. Para empezar, la banda compone sus propios temas y los trabaja con el aporte de cada uno de los músicos. “Lo primero que me impresionó de Golden Shag, y que no vi en otras, es que todo se hace de manera muy horizontal. Los temas se van construyendo con todas nuestras sugerencias”, explicó Barrionuevo.

Lo segundo es el estilo básicamente instrumental. “Nuestra propuesta es sólo rítmica, no vocal. Y cada vez que actuamos obtenemos respuestas muy distintas de acuerdo a cada público. Porque lo que planteamos es una fusión de géneros que puede ser disfrutada por distintas generaciones. El jazz, por sí solo, es para un público iniciado. Nosotros buscamos ampliar nuestro espectro”, señaló Álvarez.

La banda presentará esta noche en la biblioteca Manuel Belgrano (frente a la cancha de Atlético) su segundo disco, “Sincrético”, en el que llevará a un nuevo nivel esa fusión musical que ya había explorado con singular repercusión en el CD debut, “Triseláneo”.

El nombre “Sincrético” -explicó Cáseres- nace, nuevamente, de una conjunción de palabras. Por un lado está “sincretismo”, como uniones que no guardan una coherencia entre sí; y por el otro está “sintético”, relacionado al vivir de quien nació en los 90 rodeado de plástico e inventos llamativos y novedosos. “En este festival van a participar malabaristas, bailarines y otros artistas circenses, además de grupos de baile. Esto es lo que da nombre al espectáculo, justamente porque es una mezcla de muchas artes”, detalló Álvarez. Y agregó: “la identidad de este último disco es precisamente la mezcla: tiene funk y después pasa al afro; hay rock progresivo y también un jazz tranquilo. No hay nada definido. Es un reflejo de lo que nos toca vivir”.

Cáceres se reservó las últimas palabras: “en esta época hay una necesidad muy grande de expresión, no sólo por lo que está pasando en el mundo, sino también por lo que sufrimos como sociedad. Y por eso se buscan nuevas maneras de hacer arte y de expresarlo de una manera distinta”.