IGNACIO PLASENCIA

ESPECIALISTA EN MEDIOS - FANÁTICO "MERENGUE"

Horas antes del encuentro, las calles de Madrid se llenaron de color, de música y de pasión, en una fiesta en la que los hinchas de los dos equipos han exhibido sus banderas y camisetas con ruido de cánticos y tambores.

Las dos Fan Zone fueron instaladas a menos de 10 minutos a pie en el Paseo de la Castellana, transformado para la ocasión en un auténtico desfile carnavalesco. Los aficionados de River en la plaza de Cuzco, al norte del “Bernabéu” y los de Boca, en los Nuevos Ministerios, al sur.

Todo transcurrió con total normalidad. Claro que para ello las autoridades españolas habían movilizado a 5.000 efectivos, entre ellos 2.000 policías nacionales dispuestos en los alrededores del “Bernabéu” y puntos estratégicos, 800 guardias civiles ayudados por varios agentes de la policía argentina para detectar en el aeropuerto de Madrid-Barajas la llegada de los hinchas calificados como violentos, 150 policías municipales y más de 150 voluntarios de Cruz Roja y Protección Civil. Y Real Madrid dispuso 1.700 vigilantes de seguridad privada dentro del estadio.

Para el Gobierno de España, ésta fue una gran oportunidad para demostrar al mundo entero y, a la FIFA en particular, que el país está preparado para organizar cualquier evento deportivo de alto riesgo. A mediados de noviembre, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ofreció a Marruecos y a Portugal, la posibilidad de presentar una candidatura conjunta para albergar el Mundial de Fútbol de 2030. También aspiran a dicha celebración, la alianza de los países de Uruguay, Argentina y Paraguay.

Con la excepción de los hinchas “xeneizes” y “millonarios” que tenían su entrada para asistir a la final, debido al precio de la reventa, muchos aficionados han visto el partido en varios locales madrileños. Entre ellos el Irish Rover situado a escasos metros del estadio, el Hard Rock Café de Madrid en la plaza de Colón y la Fontana de Oro cerca de la Puerta del Sol.

La final despertó el interés de los aficionados de Real Madrid, que agotaron las 7.000 entradas puestas a su disposición en menos de dos horas. “No es un Superclásico genuino, pero sí será único” explicaron los socios del equipo “merengue”.

Asistieron al encuentro más de 80.000 espectadores. Entre ellos, el presidente Pedro Sánchez, Lionel Messi, el “Cholo” Simeone y el “Mono” Burgos, además del actual entrenador del “Madrid”, Santiago Solari. Ha llamado la atención la no asistencia del presidente Mauricio Macri y de Cristiano Ronaldo.

La prensa española e internacional calificaron el encuentro como “extraño”. “La final más larga y más extraña de la historia del fútbol no podía tener otro epílogo que una prórroga para coronar a 10.000 kilómetros de distancia a River como campeón de una Copa Libertadores que parecía que ninguno de los dos grandes equipos de Buenos Aires quería ganar. La derrota, para cualquiera de los dos, era un martirio demasiado duro de asumir. Más que ganar lo más importante era no perder” se pudo leer en el diario catalán El Periódico.

Cuando el árbitro pitó el final, un duro calvario empezaba para los “Xeneizes”. De repente, les vino el cansancio acumulado a lo largo de estos días y, a la mente, el sacrificio que tuvieron que hacer para llegar hasta aquí.

Por el contrario, para los hinchas del equipo que conquistó la final más larga de la historia, empezaba una noche mágica. La Puerta del Sol se convirtió poco a poco en una fiesta.