ACTÚAN HOY

• A las 20, en el Teatro San Martín (avenida Sarmiento 601).

“El mejor bailarín es también el mejor guerrero”. La frase atribuida a Sócrates recuerda que en la Grecia antigua la danza se utilizaba como entrenamiento de los hombres. Si bien el ballet romántico hizo de la etérea bailarina la figura preponderante, la danza es inherente a la naturaleza humana, sin distinción de sexos. Y en la danza clásica los que faltan son los varones.

Esta noche, en el Teatro San Martín los protagonistas serán los bailarines, en la muestra anual del taller de danza clásica para varones que dirige Rodolfo Rodríguez. Desde hace tres años dicta este espacio de formación gratuito, dependiente del Ente Cultural Tucumán y a cargo de la Dirección Cultural. El maestro integró el Ballet Estable de la Provincia y lo dirigió; desde hace tiempo está dedicado de lleno a la docencia. “Los ensayos, tres veces por semana, son en el Club Frontón, un salón con condiciones de piso e infraestructura necesaria para desarrollar la actividad -explica Rodríguez-. El primer año partimos de cero y recibimos a alumnos sin formación, pero ahora ya los bailarines han alcanzado un nivel intermedio, por eso pensamos arrancar con un nuevo ciclo de formación en 2019, para tener dos niveles”.

Cursan el taller ocho alumnos de un promedio de edad de 20 años; el menor es un estudiante de 14 años. El nivel alcanzado permite a los bailarines pensar en la profesión: para poder audicionar el límite sólo es la edad, “que en el caso de los varones se extiende hasta los 28 años -señala-; deben tener un físico proporcionado, y poder desarrollar una secuencia que disponga el maestro”. “Hay algunos alumnos que ya están en condiciones de presentarse exitosamente en audiciones”, adelanta.

“Todos los fines de año se hace una muestra del taller e invitamos a algunos bailarines -explica-. Esta vez vienen dos bailarines del Argentino de la Plata, algunos del Ballet Estable que fueron alumnos míos, más otros chicos y chicas de la academia, como para completar un espectáculo un poco más ambicioso”.

Varios integrantes actuales del Estable fueron alumnos del maestro Rodríguez, lo que habla de su experiencia. “Para mí este taller significa la continuidad de una carrera que tiene un límite, pero que se puede proyectar en otras actividades que llenan de regocijo -expresa-. Significa plasmar una técnica que recibí de otros maestros, en aspirantes que vienen sin saber nada; es poder verlos arriba de un escenario. Es otra etapa, que colma tanto como bailar. Yo ya bailé durante 25 años y ya dirigí; ahora formar bailarines es para mí lo máximo, es la alegría del trabajo”.