Como si pudiera pasar inadvertido después el enésimo partido que lo tuvo como principal sostén de Atlético, cuando la mano venía medio torcida estando Belgrano 1-0 arriba, Rodrigo Aliendro, vestido de civil, aparca a un costado del carril de salida de la zona mixta, por donde sus compañeros hablarán sobre el gran triunfo conseguido ante el “Pirata”.

Valija en mano, “Peti” espera indicaciones sobre hacia dónde salir, o si se sube a la ola que empujan sus compañeros hacia el ómnibus, o si aguanta la deriva hasta que lo ubiquen por otra salida. “Me voy a Buenos Aires”, le comenta bajito a LG Deportiva.

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Completo en el juego, por técnica, corazón y pie, Aliendro también intenta cumplir con su rol de buen hijo. Liliana, su mamá, cumple años hoy y Rodrigo, por nada del mundo, quería perderse la oportunidad de estar con ella. “Aprovecho el fin de semana libre”, agrega después el “Corazón Decano” y comenta que su viaje será como el de cualquier mortal apurado por regresar a casa, en horario nocturno. “Viajo en colectivo, ahora me voy a la terminal. Cumple años mi mamá”.

Desde una de las tribunas de la casa del “Pirata”, al volante central lo hacen sentir como en casa. “Como siempre, la ‘Banda de Aliendro’ en todos lados”, lo saluda una hincha camuflado. Así como es él, de perfil bajo, apenas si le sonríe y lo saluda. Aliendro es tímido fuera del campo. Adentro, una fiera.

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“Uno tiene que seguir dando. Nos están saliendo las cosas, así que estoy muy contento. El equipo está jugando bien”, opina sobre lo que ha producido su Altético, el que nada tiene que ver con ser sorpresa en la Superliga. Atlético es realidad, en parte por Aliendro. “No, no, no me doy cuenta de eso”, asegura y después ríe cuando se le consulta sobre el estado de sus tobillos. “Están bien, aparte yo también pego, y a veces, de más”, reconoce.

No ha pasado una hora del gran triunfo sobre Belgrano, pero esos tres puntos ya en esa valija parecen lejanos. Es que tira el clásico, tiran las preguntas sobre cómo se vive esta previa a recibir el próximo sábado a San Martín. ¿Cuánto vale? “Es importante para nosotros, para la gente, para el club, pero sabemos que vale tres puntos y que nos van a servir para seguir sumando”, acepta Aliendro y le pisa el freno al apuro de querer jugarlo ya al partido. “Y, la verdad, yo no me puse a pensar todavía en eso. Esta semana la gente sí nos va a hacer sentir en la calle su ansiedad. Hay que estar tranquilos, sabemos que va a ser un partido duro. Esperemos ganar.” En estas líneas, Aliendro presenta una declaración jurada de lo que es Atlético hoy: un equipo que jamás se sale de su línea editorial futbolística. Ni cuando juega lo hace, menos lo hará en palabras.

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Por eso es un equipo tan completo el “Decano”, hoy para muchos un equipo indescifrable. “Tenemos un plantel muy bueno, hay muchos jugadores de gran nivel. Le tocó jugar a Nery (Leyes), a Javier (Toledo) y Leandro (Díaz), que no venían jugando, y lo hicieron muy bien. No sé si fueron los mejores del partido, pero anduvieron muy bien”, deja como última reflexión Aliendro, y se aleja de la ola celeste y blanca. Lo han llamado, la terminal lo espera. Liliana también.