Jugar es fundamental para la salud, el desarrollo y el bienestar de los más pequeños. Jugar es un derecho estipulado en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y de la Niña, que en su artículo 31 describe específicamente el derecho “al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad (...)”. Sin embargo, es uno de los más olvidados y desatendidos. Usando eso como un disparador, Verónica Mansilla, arquitecta tucumana (creadora de 1319.TreceDiecinueve), propone para el próximo martes una experiencia creativa de acción colectiva: pintará rayuelas en las veredas de la ciudad. El objetivo no es sólo naturalizar el juego, sino que también pretende que esta actividad sirva como pretexto para sensibilizar, concientizar, llamar la atención y promover entre todos el bienestar de la infancia.

“¿Por qué garantizar el derecho a jugar en la ciudad? Los niños son vecinos a los que negamos, con la forma en que hacemos y entendemos la ciudad, el derecho a vivirla y a jugarla libres, independientes y seguros. Si logran jugar, incluso, al aire libre en el espacio público, resulta una combinación aún más poderosa y beneficiosa, porque tienen más espacio, más materiales, aparecen más imprevistos a los que adaptarse y mayor sensación de libertad”, explica la arquitecta en un escrito en el que presenta esta experiencia para intervenir la ciudad.

Instrucciones

Entonces, en el marco del “Día Internacional de los Derechos de la Niñez”, que se celebra cada 20 de noviembre, se invita a todos los vecinos que quieran sumarse al proyecto Rayuela a pintar en sus veredas este juego tan sencillo y de antaño. La idea es que lo hagan de una manera rápida y barata, sin formato ni materiales definidos, con lo que se tenga a mano (tizas, pinturas, aerosoles, cintas adhesivas) y en los tamaños y formas más convenientes según del ancho de la vereda.

Además de pintar una rayuela y jugar -por supuesto-, Mansilla sostiene que sería importante acompañar la intervención con un mensaje, un póster o texto explicativo, que podría estar pegado en la pared correspondiente a la vereda y registrar el proceso (el antes, el durante y el después) con imágenes, videos, dibujos, escritos, para luego difundirlos en las redes sociales con el hashtag #juegarlaciudadTUCUMAN.

¿Y por qué una rayuela?: “me parecía un juego fácil, rápido y barato. Con tizas se resuelve. También, porque es algo que se jugaba antes y puede usarse como excusa para que los adultos y niños se encuentren a través del juego. Vuelvan a jugar. Rayuela es la excusa”.

Entre los lugares confirmados que se sumaron a la propuesta, están: Libro de Oro (Corrientes 532), Buró Coworking (Chacabuco 77), CasaBes (Crisóstomo Alvarez 178) y el Sindicato de Amas de Casa (avenida Alem 145).

“Estos ciudadanos son expertos en convertir los espacios cotidianos en oportunidades de juego y, por lo tanto, de aprendizaje. Las ciudades deben ser consideradas como redes abiertas de encuentros y aprendizajes lúdicos. El recuperar las calles como espacios de juego nos permite incorporar una capa de jugabilidad y re-imaginar las ciudades, los lugares públicos, como extraordinarias oportunidades accesibles y asequibles para el aprendizaje”, añade Mansilla para justificar su propuesta lúdica en la ciudad, que mezcla la revitalización urbana con la educación no formal.