BUENOS AIRES.- Boca y River. O River y Boca. Nada más importa hasta el 24 de noviembre en Argentina, un país que sólo piensa en los dos superclásicos más importantes de la historia que dirimirán la final de la Copa Libertadores. Tan poderoso será el choque entre los dos equipos más grandes del fútbol argentino que el clamor generalizado es que reine la paz y la armonía. Ajena a todo lo demás, el país se paralizó desde el martes pasado, cuando River protagonizó una remontada de visitante y eliminó al actual campeón, Gremio, en Porto Alegre. El sueño de un superclásico inédito en la final de la Libertadores se volvió realidad un día después con la clasificación de Boca ante Palmeiras.

Pero como todo en este país siempre es complejo y rompe todos los moldes, River fue durante varios días un finalista en las sombras: la Conmebol demoró hasta el sábado por la noche su fallo por el reclamo de Gremio ante la violación del técnico “millonario” Marcelo Gallardo a la suspensión que se le había aplicado en el partido de vuelta en Porto Alegre. Y durante dos días todo se paralizó a la espera de la decisión en Paraguay.

SIN “NAPOLEÓN”. Gallardo recibió una sanción de cuatro partidos sin poder dirigir a River, y la primera incluye no ingresar a La Bombonera, en el duelo de ida. telam

Ni la profunda crisis económica que vive la Argentina, ni la cotización del dólar, ni el desempleo ni el decimocuartp aumento del precio del combustible en un año pudieron desplazar a River y Boca de la primera plana. Todo genera preocupación, claro, pero lo que manda hoy en Argentina es casi en exclusiva el superclásico.

Claroscuros

El presidente Mauricio Macri despertó a todos el viernes con un tuit pidiendo que vaya el público visitante a ambos partidos, algo prohibido desde 2013 en todas las categorías del fútbol argentino como una medida preventiva para frenar la ola de violencia en los espectáculos deportivos que desde hace décadas se cobra numerosos muertos.

Reacio a dar entrevistas, ese mismo día salió en dos medios distintos para hablar sólo del Boca-River, primero confirmando la presencia de los visitantes y luego dejando el tema en manos de los clubes, cuando comenzaron a sonar las primeras quejas. Y todo se convirtió en una gigante polémica en Argentina: la presencia de hinchas visitantes, las fechas y hasta quién televisará los partidos.

La Conmebol dispuso cambiar las fechas de la final para que no se superponga con el gigantesco operativo de seguridad que regirá en Buenos Aires por la cumbre de líderes del G20, que tendrá su propio Boca-River con la visita el 30 de noviembre y el 1 de diciembre de Donald Trump, Vladimir Putin y Xi Jinping, entre otros grandes jugadores de la política mundial, a Buenos Aires.

La Conmebol dispuso que la final se juegue dos sábados, el 10 y el 24, a las 16, y desde la colectividad judía -por celebrarse a esa hora el Shabat- hasta la Superliga se quejaron.

Qué bien se TV

Confirmado River en la final, aunque con su técnico suspendido por cuatro fechas, comenzó a surgir el reclamo de que los partidos sean difundidos por la Televisión Pública, abierta y gratuita, y no sólo por el canal de cable pago Fox Sports, dueño de los derechos televisivos. “Queremos que la final Boca-River no sea un negocio de pocos sino una fiesta para todos. ¡Que lo transmita la TV Pública!”, reclamó la diputada del Frente para la Victoria (FPV) kirchnerista opositor Gabriela Cerruti.

Todo está dado para que Argentina baile al ritmo de la número 5 en esta final con signos de culebrón, en la que está en juego “la gloria absoluta”, según admitió el técnico de River.

“¿Sabés lo que son tres semanas de no dormir? Es mucho eh... Es una locura. ¿Vos sabés la presión que va a ser eso? El que pierde va a tardar 20 años en recuperarse”, vaticinó Macri, confeso hincha de Boca, el club que presidió durante 12 años antes de saltar a la política.

Cambio directo

Emblema de Boca, Carlos Tevez, hoy en condición de actor de reparto (es suplente), haría lo que sea por triunfar con el “Xeneize”. “Tengo 26 títulos, pero los dejo de lado por la gloria del club. Eso lo tienen que entender todos. A mis compañeros se lo diré toda la semana”, enfatizó el “Apache”, ganador de la Libertadores 2003 con Guillermo Barros Schelotto como compañero.

“Los golpes con River y la eliminación con Gimnasia de la Copa Argentina fueron necesarios para darnos cuenta que estamos en un club que no te permite bajar los brazos en ningún momento. Por suerte, ese fue el pensamiento que nos hizo cambiar el chip para ahora poder llegar a la final”, explicó el nacido en Fuerte Apache.

Bancó al “Muñeco”

Víctima con su Independiente del River de Gallardo en los cuartos de final de esta Copa, Ariel Holan salió se solidarizó con el accionar de Gallardo en Porto Alegre: tenía prohibido mantener contacto con el plantel pero igual se comunicó vía handy con su ayudante de campo y luego, en el entretiempo de la revancha que su equipo iba perdiendo con Gremio, se metió en el vestuario. “Es tremendo. Es muy difícil de contenerse emocionalmente en esa situación. Y más encima en la situación en la que estaba el equipo en ese momento. Es realmente muy difícil”, justificó Holan a Gallardo, que no podrá ir a La Bombonera, el próximo sábado, en una de las cuatro fechas de suspensión que le dio la Conmebol. Desde Núñez se mueven para apelar la sanción, en otro capítulo de esta histórica final de Copa Libertadores que todo lo puede. (DPA-Télam-Especial)