Pasaron tantas cosas esta semana, que cuando sonó el teléfono parecía irremediable atenderlo, inclusive cuando sus preguntas se llevaran el buen humor.

-Hola.

-Está. ¿Puede hablar?

-Mmm. Psé. Estoy ocupado…

-Lo que pasa es que me impactó la noticia.

-Sí, estas cosas impactan, verdaderamente.

-Quién iba a decirlo…

-Bueno, no se ponga dramático, tampoco es para tanto. Son cosas lógicas.

-¿Lógico?

-Y, sí, propio de la vida, de la biología…

-Pero, ¿usted, está bien? ¿Le parece lógico que Bolsonaro vaya a ser presidente?

- … Pero… yo creía que usted llamaba…

-Si, llamaba porque falta sólo una semana y tengo que escribir algo sobre el fenómeno Bolsonaro y qué mejor que hablar con los que viven allá.

-Pero, esto no es Brasil, esto es Tucumán: la tierra del eterno peronismo.

-Uy, uy disculpe, es que estaba sin anteojos y marqué así nomás…

-Me está haciendo enojar.

-No se ofenda, me equivoqué, aunque desde aquí, del otro lado del Atlántico, es casi todo lo mismo. No todos entienden la diferencia entre un país y el otro, al fin y al cabo…

-No me explique. Sólo le aclaro que la Argentina está en el mundo. Ha despegado.

-Me confunde usted con sus chistes… ¿Quién dice eso?

-El Presidente.

-¿Bolsonaro?

-No, no, no. Esta es la tierra de la abundancia, de las multitudes, del peronismo unido, de Juan Manzur, de Osvaldo Jaldo.

-Ah, sí, sí, y de Alperovich.

-Sí, de Alperovich, aunque ahora es opositor.

-¿No me diga que retornó al radicalismo?

-No, no sea ingenuo. Alperovich no apostaría a perdedor. Juega su propio partido.

-No lo entiendo. ¿Los radicales no están en el gobierno?

-Acompañan y apoyan, pero a nivel nacional, en Cambiemos.

-Bueno, cambiemos, de qué quiere hablar.

-¿Yo? De nada, quiero cortar.

-No, espere un segundo, me sigue sorprendiendo, mientras en todo el mundo aparecen alternativas, ahí, ¿qué pasa? ¿No hay oposición?

-Sí, hay, pero es invisible.

-Me gustaría que me explique eso, pero tengo que ocuparme de los otros, ustedes no importan ahora. Lo de Bolsonaro es increíble. Inesperado.

-No entiendo por qué se sorprende. Seguro a usted le asusta el pensamiento del brasileño, pero está lejos del regreso del autoritarismo. Es, en realidad, el resultado de tantos años de desorden, de falta de instituciones fuertes y seguras.

-Nada que ver. ¿Quién dice eso?

-Entre otros, Fernando Henrique Cardoso, el ex presidente brasileño.

-Del dicho al hecho…

-Como usted quiera, pero fíjese que ya no hay partidos políticos. Nadie se identifica con ellos. Aquí nadie sabe exactamente por cuál partido fue electo un legislador; y cuando se les consulta a los parlamentarios, ellos dicen pertenecer a uno que no existe en realidad, o por lo menos que no es el que los hizo llegar. Fíjese que Bolsonaro sólo dijo cosas que se dicen en la calle.

-Ahora le va a echar la culpa a la gente de las cosas que dice este autoritario.

-No se trata de un fenómeno brasileño, pasa en todos lados. El brasileño no debe haber votado por el discurso sectario y violento. Las democracias son fuertes y tienen los anticuerpos para enderezarlo y echarlo si se desvía. El brasileño está reaccionando ante la falta de transparencia, la corrupción y la necesidad de otro tipo de liderazgo.

-Y, usted, ¿qué sabe? Usted vive en un país y estamos hablando de otro.

-Pero, ¿no me dijo que allá donde vive nos ven a todos iguales?

-No me chicanee.

-Para nada, no es mi intención. La sociedad ha cambiado: toma decisiones por WhatsApp, a gran velocidad. Ahora ya ni siquiera le da tiempo a los dedos para pensar y escribir: con un audio alcanza. Se cree en noticias falsas antes que en las verdaderas, los partidos políticos no hacen falta, aunque las leyes así lo indiquen. Y, hasta la liturgia de un acto político se ha transformado. Por eso la multitud que pobló el Hipódromo no alcanza.

-De qué me habla, ¿Qué tienen que ver las carreras de caballo con la misa?

-No, no. La liturgia es un vocablo que refiere también a la obra del pueblo, al servicio público…

-Y me va a hacer creer que las apuestas de las carreras de caballo son un servicio. ¡Por favor!

-No, al Hipódromo fueron Manzur, Scioli, Daher, Camaño, Massa, Pichetto y decenas de miles de personas.

-¿Son jockeys nuevos?

-No, no. Son líderes viejos.

-¿Manzur?

-Bueno, es de los más jóvenes y fue el personaje principal.

-¿Y qué?, ¿Ganó la carrera?

-No, pero entró a jugar en los grandes premios. Ahora va a ser candidato a la reelección y ya se puso a entrenar para alguna carrera nacional.

-A ver cuénteme, capaz que tengo una gran nota: El nuevo Bolsonaro.

-No, es exactamente al revés. Con la palabra y sin las armas. Dice lo que los otros quieren escuchar y después hace lo que se le da la gana. Es un gran canciller. Por eso logró ese acto que los radicales quedaron envidiando. No es fácil juntar tanta gente y tantos dirigentes. Para eso viene trabajando desde hace casi un año.

-¿Y dijo algo importante?

-“Gracias por venir y gracias por bancar la parada”. “Aquí estamos fuertes”. “Estamos juntos”.

-Ah. Bueno. ¿Y Estaba Alperovich al lado o en la tribuna aplaudiendo?

-No, “José es radical”.

-¿Manzur dijo eso? Tengo el título de tapa: Traición al cuadrado.

-No, dicen que se lo escucharon decir a Barrionuevo.

-¿Pero no me dijo que ya no importan los partidos?

-Sí: no importan. Por eso Alperovich está en el peronismo. Lo que importa es el poder.

-Pero, entonces…

-Sabe qué: lo dejo. Me están llamando del diario para que entregue la nota. Y aún no escribí una línea. Y, usted no entiende nada.

-Bueno, como usted quiera…

-“¿Qué carajo nos pasa…?”

-Epa, epa, ¿a usted qué le pasa? Yo solamente le dije que me había equivocado de país.

-No: esas fueron palabras de Manzur: “…que nos pasa entre los peronistas que no nos podemos sentar en una mesa. Hay que deponer actitudes”.

-Se lo dijo a Alperovich, claramente. Y, ¿qué dijo José?

-No puede creer cómo lo está tratando el hombre que él inventó.

-Claro, como si no existiera la lealtad.

-Es que la política o los políticos van por un lado y la sociedad por otro. Está todo muy fragmentado y a la vez hiperconectado.

-Ahora se va a poner a filosofar.

-Fíjese que el principal tema que se debatió este año fue el aborto.

-Y, ¿cuál es la noticia?

-Que los principales protagonistas fueron los jóvenes sin distinción de partidos políticos y que las contradicciones y la falta de acuerdo estuvo en las agrupaciones políticas.

-Entonces, con todo esto, usted me quiere decir que lo de Bolsonaro es bueno.

-No. Quiero decirle que la tecnología y la economía son cuestiones muy distintas y por lo tanto habrá un cambio irremediable.

-Pero eso parece grave.

-No, lo único irremediable es la muerte…

-A propósito, quería decirle…

-Lo dejo, es tarde y tengo que cerrar la columna.