WASHINGTON, Estados Unidos.- La debacle de la visita a Europa, cuando se peleó con sus aliados y dejó la imagen de un matón con quien no se puede establecer acuerdos, no fue tan grave para Donald Trump como la tormenta de críticas en su propio país tras la reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin.

Esta semana, Trump tuvo que tratar de responder a quienes lo acusan de haber mostrado debilidad ante Putin y de haber humillado a sus propias agencias de inteligencia, que acusan a Moscú de haber interferido en la elección presidencial de 2016.

Los esfuerzos por hacer control de daños cayeron en saco roto, según la cadena CNN. “Su rechazo a atacar a Putin sugiere que la tormenta política se intensificará”, dice la cadena de noticias.

Trump defendió, en una entrevista, sus esfuerzos para forjar un vínculo con Putin. Lo hizo después de anunciar que lo había invitado a una segunda reunión, esta vez en Washington, lo que volvió a levantar una oleada de cuestionamientos. La actitud de Trump preocupa a los republicanos, que ven comprometidas sus posibilidades en las elecciones legislativas de noviembre.