José Gasquet ha escrito carteles a mano alzada para asegurarse de que todos se den cuenta de que algo malo pasa en el barrio El Bosque, donde vive, y logró su propósito: llamar la atención de la gente de la zona y no sólo de la de allí.

“Orgulloso de ser tucumano, pero vivimos en la m...”, reza uno de sus letreros atado con alambre a un poste de luz, que hace referencia al eslogan del Ente de Turismo tucumano. Además, con un haragán intenta luchar él solo contra una especie de arroyo maloliente frente a su negocio en Santiago del Estero al 2.000. Corre las aguas servidas, que al rato vuelven a empapar su entorno.


Son 10 los carteles desparramados por esa arteria, y hay otro en Corrientes y Thames, donde un enorme charco de aguas cloacales obliga a los motociclistas a levantar sus piernas y a hacer equilibrio con el vehículo en movimiento. Los peatones, en cambio, para cruzar se alejan de la esquina, que está hundida y con el pavimento destrozado a causa de la humedad.

Encerrada en su casa, desde una ventana, Nora Molina cuenta que por momentos se ha desesperado debido al horroroso ambiente que la rodea. Luego confiesa que ya lo ha asimilado y que el mal olor se ha hecho parte de su vida cotidiana. Es que donde más se acumulan los líquidos es frente a su propiedad, en Santiago del Estero al 1.900, la misma cuadra de la plaza Bernardo de Irigoyen.

“Esto no es de ahora. Hemos firmado muchas notas entre los vecinos y las presentamos en la SAT. Nos contestan que los caños se revientan. Cada tanto vienen a ver, pero nunca hubo solución. El sábado no sé qué hicieron (los operarios) que al rato que se fueron explotó otra boca en esta esquina”, cuenta la vecina.

Molina añade que le parecen útiles los flamantes carteles, ya que también advierten que es un lugar peligroso. Sucede que ha visto reiteradas veces cómo se cayeron diferentes personas, a pie o en moto, a causa de lo resbaladizo que resulta circular por las aguas servidas.

Quien se ofrece a mostrar cómo el vecindario está regado por aguas cloacales es Ana Fernández, esposa de Gasquet. En la caminata repite que ya no es un problema sólo de cloacas que faltan reparar o cambiar, sino que también destaca que el agua no presenta buen color ni presión suficiente para tener siempre llenos los tanques y que la contaminación les ha afectado la salud (“hay muchos casos de gastroenteritis en la zona, además de problemas respiratorios, y las ampollas en la boca son comunes”).

María Angélica Zelaya, otra vecina, de Corrientes al 2.000, se suma a la conversación y muestra a su nieta Loana, que tiene fiebre, y asegura que se ha vuelto enfermiza. Cree que es como consecuencia de las aguas servidas que en varias ocasiones entraron en su hogar.

Se vienen obras

Al consultar a la SAT sobre los problemas de ese sector del barrio El Bosque, la empresa reconoce que hay problemas en el colector que pasa por Santiago del Estero al 2.000, debido a su antigüedad, y que por ello deben reemplazarlo. Explicó que ese trabajo y la interconexión del nuevo colector con los existentes se debe hacer mediante una excavación a cielo abierto, complementado con la renovación de conexiones domiciliarias y acondicionamiento de bocas y cámaras de registro. Antes se debe hacer limpieza y descarga de cámaras y redes para posteriormente avanzar con la apertura de la calle y la vereda. A esos trabajos los iniciarán hoy, anunció la SAT. “Se instalará una red de 160 mm a una profundidad de 2 metros por calle Santiago, entre Alberti y Thames. Esta primera etapa demandará una inversión cercana al medio millón de pesos”, dijo la empresa en un comunicado.


En lo referente al sistema de distribución de agua potable, la SAT informó que actualmente trabaja sobre la calle 12 de Octubre, donde se renovarán 425 metros de red y conexiones domiciliarias. “Trabajos similares se están ejecutando en diversos puntos de la ciudad y en el interior, como es el caso de la avenida Brígido Terán al 800, donde se renovará 700 metros de colectora, o el casco céntrico y barrios periféricos de Lules donde se invirtieron $ 3,6 millones en la renovación del sistema cloacal”, agregó.

Mientras espera soluciones, Ana Fernández revela que su esposo, José Gasquet, busca nuevos eslóganes para sumar más carteles al barrio El Bosque.